El Cuenta Cuentos

Tema en 'Comunidad de Infojardín' comenzado por EvaPatry, 31/8/07.

  1. Un cuento que me gustabamucho de pequeño, y que oía una y otra vez de un mueble tocadiscos que aún lleva la marca de mis dientes grabada por apoyarme en el mismo sitio una y otra vez mientras miraba casi hipnotizado dar vueltas al disco multicolor, es el cuento del Gallo Kiriko:

    Érase una vez un gallo presumido que se llamaba Gallo Kiriko, y que un día recibió una invitación para ir a la boda del Tío Perico.
    Gallo Kiriko se puso muy contento y, así que cuando llegó el día, se levantó muy temprano, se arregló, se compuso y se puso su mejor traje de plumas doradas y de colores, y se dirigió hacia la boda.

    Iba paseando, muy puesto, cuando se entontró con Gusanito, que le dijo:
    -¡Buenos días, Gallo Kiriko! ¿Dónde vas tú tan bonito y con ese traje de plumas tan rico?
    -A las bodas de Tío Perico.
    -¿Y por qué no me llevas contigo?
    Y de un picotazo se tragó al pobre Gusanito. Pero al hacerlo... se manchó de barro el pico.
    Cuando fue a beber en un charco, se dio cuenta al verse reflejado, y se horrorizó: ya no estaba tan bonito.

    Y andando, paso por una huerta, vio a una lechuga y le dijo:
    -Lechuga, por favor, límpiame tú el pico para ir a las bodas del Tío Perico.
    Y la lechuga le contestó:
    -Está bien, Gallo Kiriko, pero antes díme, ¿dónde está Gusanito?
    Y el Gallo Kiriko le respondió:
    ¡Qué sé yo! ¡Qué sé yo! ¡Que lo busque el que sea más listo!
    Y Lechuga gritó:
    -Gusano, Gusanito, ¿dónde estás que hoy no te he visto?
    -¡Aquí! ¡Aquí estoy! En la tripita del Gallo Kiriko que me lleva a las bodas del Tío Perico.
    -¿Has oído? ¿Has oído, mal bicho Kiriko? Porque me has mentido ¡toma! ¡Pumba! (bofetada)
    -¡Kikiriiico!
    -¡Límpiate tú el pico!


    Y salió corriendo del huerto, con el pico manchado de barro y las plumas de la cabeza despeinadas...

    Y se encontró con un palo, y le dijo:
    -Palo, pega a Lechuga, que no ha querido limpiarme el pico para ir a las bodas del Tío Perico.
    Y Palo le contestó:
    -Está bien, Gallo Kiriko, pero antes díme, ¿dónde está Gusanito?
    Y el Gallo Kiriko le respondió:
    ¡Qué sé yo! ¡Qué sé yo! ¡Que lo busque el que sea más listo!
    Palo gritó:
    -Gusano, Gusanito, ¿dónde estás que hoy no te he visto?
    -¡Aquí! ¡Aquí estoy! En la tripita del Gallo Kiriko que me lleva a las bodas del Tío Perico.
    -¿Has oído? ¿Has oído, mal bicho Kiriko? Porque me has mentido ¡toma! ¡Plam! (golpe)
    -¡Kikiriiico!
    -¡Límpiate tú el pico!


    Y siguió corriendo, con el pico manchado de barro, las plumas de la cabeza despeinadas y una herida en la cresta...

    Y se encontró con un fuego, y le dijo:
    -Fuego, quema a Palo, que no ha querido pegar a Lechuga, que no ha querido limpiarme el pico para ir a las bodas del Tío Perico.
    Y Fuego le contestó:
    -Está bien, pero antes díme, ¿dónde está Gusanito?
    Y el Gallo Kiriko le respondió:
    ¡Qué sé yo! ¡Qué sé yo! ¡Que lo busque el que sea más listo!
    Fuego gritó:
    -Gusano, Gusanito, ¿dónde estás que hoy no te he visto?
    -¡Aquí! ¡Aquí estoy! En la tripita del Gallo Kiriko que me lleva a las bodas del Tío Perico.
    -¿Has oído? ¿Has oído, mal bicho Kiriko? Porque me has mentido ¡toma! ¡Plam! (golpe)
    -¡Kikiriiico!
    -¡Límpiate tú el pico!


    Volvió a escapar, con el pico manchado de barro, las plumas de la cabeza despeinadas, una herida en la cresta, y todo mojado...

    Y se encontró con una tormenta, y le dijo:
    -Agua, apaga a Fuego, que no ha querido quemar a Palo, que no ha querido pegar a Lechuga, que no ha querido limpiarme el pico para ir a las bodas del Tío Perico.
    Y Agua le contestó:
    -Está bien, pero antes díme, ¿dónde está Gusanito?
    Y el Gallo Kiriko le respondió:
    ¡Qué sé yo! ¡Qué sé yo! ¡Que lo busque el que sea más listo!
    Agua gritó:
    -Gusano, Gusanito, ¿dónde estás que hoy no te he visto?
    -¡Aquí! ¡Aquí estoy! En la tripita del Gallo Kiriko que me lleva a las bodas del Tío Perico.
    -¿Has oído? ¿Has oído, mal bicho Kiriko? Porque me has mentido ¡toma! ¡Brruumm! (rayo)
    -¡Kikiriiico!
    -¡Límpiate tú el pico!

    Y siguió adelante, con el pico manchado de barro, las plumas de la cabeza despeinadas, una herida en la cresta, y todo chamuscado, y llegó a las puertas de la casa del Tió Perico, y una sirvienta, que vió a un gallo penoso, chamuscado y sucio, lo cogió por el cuello (-Kikiriiiko) y se lo llevó a la cocinera.
    Todos en la boda dieron cuenta del exquisito manjar, el gallo Kirico, que fue el plato principal de la boda de Tío Perico.

    Pero ahora dime amiguito, ¿donde está Gusanito?
    Gusanito se quedó celebrando la boda del Tío Perico, porque en la cocina, cuando abrieron al gallo para guisarlo, salió Gusanito, que comprobó que el gallo Kirico no le había engañado, y que le había llevado a la boda de Tío Perico.

    Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.


    :happy:


    Es un cuento muy fácil de recordar: las conversaciones se repiten, y tienen cierta rima...
     
  2. EvaPatry

    EvaPatry

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    Jose L. :adorando: Ya no me acordaba de este cuento!!! Mi padre me lo contaba de pequeña, y como de joven trabajó en la radio lo hacía genial, poniendo voces y todo. Me encantaba!

    Muchííííísimas gracias. :beso:
     
  3. chipi-chipi

    chipi-chipi Donax denticulatus

    hola :happy:

    finisimo jose :52aleluya:me gusto mucho

    moraleja=casador casado y la fe te premia -el gusanito- ;)

    gracia :happy:
     
  4. En la otra cara había otro cuento, pero no me lo aprendí de memoria. Era la historia de un chico muy feo, con un copete rojo, que era la burla de unas niñas muy bellas y tontas, que jugaban cantando:
    Pim pam pum, tiro mi pelota.
    Pam pim pom, yo tiro la otra,...


    Es "Riquet el del copete". A ver si alguien se acuerda...:happy:



    Y grendel, a ver si te sabes la leyenda de "La Dama de Amboto". A mi se me ha olvidado...:(
     
  5. chipi-chipi

    chipi-chipi Donax denticulatus

    hola :happy:

    mamana a vece leo muy rapido :happy:

    como escribo :13mellado:

    mira ya lei que tu esta traduciendo ese ermoso libro de la paz :happy:

    sabe me he dado cuenta que tienes un corazon grandototeeeeee :happy:

    ana80 debe esta muy orgullosa :happy:

    solo queria que lo supiera que yo lo se :happy:

    gracia :happy:
     
  6. Adormidera

    Adormidera

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    José Luis, cuántos recuerdos!!! Cuando comencé a leerte sabía que yo escuchaba ese cuento en un programa radiofónico de cuentos, que ponían a la hora de comer cuando yo era pequeña (así no hacía falta que te dijeran abre la boca, siempre estaba abierta :11risotada: ), sin embargo no me acordaba de los detalles. Muchísimas gracias por avivar la memoria.
    Y en cuanto a Riquet "el del copete", también lo recuerdo! Esta vez no de escucharlo, sino de leerlo, a veces lento, palabra a palabra... otras veces rápido, leyendo sólo los pies de las ilustraciones a plumilla que tenía el cuento.

    A todos, gracias, sigo diciendo que me encanta este post. Me encantan los cuentos de brujas, los de hadas, los que son para chicos, los de adultos, los de miedo, los de animales :meparto: . Me gustan todos.

    Yo tengo dos problemas, me limita mi mala memoria para contar de oídas y tampoco sé bien cómo distinguir cuentos de relatos cortos. Pero quería dejar algo a cambio de tanto como me llevo así que copiado de la red, lo dejo en el siguiente mensaje para q no resulte tan largo y pesado éste.

    :beso: A todos.
     
  7. Adormidera

    Adormidera

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    ESPANTOS DE AGOSTO
    Gabriel García Márquez

    Llegamos a Arezzo un poco antes del medio día, y perdimos más de dos horas buscando el castillo renacentista que el escritor venezolano Miguel Otero Silva había comprado en aquel recodo idílico de la campiña toscana. Era un domingo de principios de agosto, ardiente y bullicioso, y no era fácil encontrar a alguien que supiera algo en las calles abarrotadas de turistas. Al cabo de muchas tentativas inútiles volvimos al automóvil, abandonamos la ciudad por un sendero de cipreses sin indicaciones viales, y una vieja pastora de gansos nos indicó con precisión dónde estaba el castillo. Antes de despedirse nos preguntó si pensábamos dormir allí, y le contestamos, como lo teníamos previsto, que sólo íbamos a almorzar.

    – Menos mal – dijo ella – porque en esa casa espantan.

    Mi esposa y yo, que no creemos en aparecidos de1 medio día, nos burlamos de su credulidad. Pero nuestros dos hijos, de nueve y siete años, se pusieron dichosos con la idea de conocer un fantasma de cuerpo presente.

    Miguel Otero Silva, que además de buen escritor era un anfitrión espléndido y un comedor refinado, nos esperaba con un almuerzo de nunca olvidar. Como se nos había hecho tarde no tuvimos tiempo de conocer el interior del castillo antes de sentarnos a la mesa, pero su aspecto desde fuera no tenía nada de pavoroso, y cualquier inquietud se disipaba con la visión completa de la ciudad desde la terraza florida donde estábamos almorzando. Era difícil creer que en aquella colina de casas encaramadas, donde apenas cabían noventa mil personas, hubieran nacido tantos hombres de genio perdurable. Sin embargo, Miguel Otero Silva nos dijo con su humor caribe que ninguno de tantos era el más insigne de Arezzo.

    – El más grande – sentenció – fue Ludovico.

    Así, sin apellidos: Ludovico, el gran señor de las artes y de la guerra, que había construido aquel castillo de su desgracia, y de quien Miguel nos habló durante todo el almuerzo. Nos habló de su poder inmenso, de su amor contrariado y de su muerte espantosa. Nos contó cómo fue que en un instante de locura del corazón había apuñalado a su dama en el lecho donde acababan de amarse, y luego azuzó contra sí mismo a sus feroces perros de guerra que lo despedazaron a dentelladas. Nos aseguró, muy en serio, que a partir de la media noche el espectro de Ludovico deambulaba por la casa en tinieblas tratando de conseguir el sosiego en su purgatorio de amor.

    El castillo, en realidad, era inmenso y sombrío. Pero a pleno día, con el estómago lleno y el corazón contento, el relato de Miguel no podía parecer sino una broma como tantas otras suyas para entretener a sus invitados. Los ochenta y dos cuartos que recorrimos sin asombro después de la siesta, habían padecido toda clase de mudanzas de sus dueños sucesivos. Miguel había restaurado por completo la planta baja y se había hecho construir un dormitorio moderno con suelos de mármol e instalaciones para sauna y cultura física, y la terraza de flores intensas donde habíamos almorzado. La segunda planta, que había sido la más usada en el curso de los siglos, era una sucesión de cuartos sin ningún carácter, con muebles de diferentes épocas abandonados a su suerte. Pero en la última se conservaba una habitación intacta por donde el tiempo se había olvidado de pasar. Era el dormitorio de Ludovico.

    Fue un instante mágico. Allí estaba la cama de cortinas bordadas con hilos de oro, y el sobrecama de prodigios de pasamanería todavía acartonado por la sangre seca de la amante sacrificada. Estaba la chimenea con las cenizas heladas y el último leño convertido en piedra, el armario con sus armas bien cebadas, y el retrato al óleo del caballero pensativo en un marco de oro, pintado por alguno de los maestros florentinos que no tuvieron la fortuna de sobrevivir a su tiempo. Sin embargo, lo que más me impresionó fue el olor de fresas recientes que permanecía estancado sin explicación posible en el ámbito del dormitorio.

    Los días del verano son largos y parsimoniosos en la Toscana, y el horizonte se mantiene en su sitio hasta las nueve de la noche. Cuando terminamos de conocer el castillo eran más de las cinco, pero Miguel insistió en llevarnos a ver los frescos de Piero della Francesca en la Iglesia de San Francisco, luego nos tomamos un café bien conversado bajo las pérgolas de la plaza, y cuando regresamos para recoger las maletas encontramos la cena servida. De modo que nos quedamos a cenar.

    Mientras lo hacíamos, bajo un cielo malva con una sola estrella, los niños prendieron unas antorchas en la cocina, y se fueron a explorar las tinieblas en los pisos altos. Desde la mesa oíamos sus galopes de caballos cerreros por las escaleras, los lamentos de las puertas, los gritos felices llamando a Ludovico en los cuartos tenebrosos. Fue a ellos a quienes se les ocurrió la mala idea de quedarnos a dormir. Miguel Otero Silva los apoyó encantado, y nosotros no tuvimos el valor civil de decirles que no.

    Al contrario de lo que yo temía, dormimos muy bien, mi esposa y yo en un dormitorio de la planta baja y mis hijos en el cuarto contiguo. Ambos habían sido modernizados y no tenían nada de tenebrosos. Mientras trataba de conseguir el sueño conté los doce toques insomnes del reloj de péndulo de la sala, y me acordé de la advertencia pavorosa de la pastora de gansos. Pero estábamos tan cansados que nos dormimos muy pronto, en un sueño denso y continuo, y desperté después de las siete con un sol espléndido entre las enredaderas de la ventana. A mi lado, mi esposa navegaba en el más apacible de los inocentes. Qué tontería – me dije –, que alguien siga creyendo en fantasmas por estos tiempos. Sólo entonces me estremeció el olor de fresas recién cortadas, y vi la chimenea con las cenizas frías y el último leño convertido en piedra, y el retrato del caballero triste que nos miraba desde tres siglos antes en el marco de oro. Pues no estábamos en la alcoba de la planta baja donde nos habíamos acostado la noche anterior, sino en el dormitorio de Ludovico, bajo la cornisa y las cortinas polvorientas y las sábanas empapadas de sangre todavía caliente de su cama maldita.
     
  8. grendel

    grendel Jardinero Novato

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    Que buenos cuentos

    JoseL, que recuerdos, yo tenia un libro con ilustraciones que lei una y mil veces, ya ni me acordaba....

    Esta noche La Dama de Anboto (casualidades de la vida es el nombre de la calle en donde vivo :smile: :smile: )

    Hasta la noche
     
  9. EvaPatry

    EvaPatry

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    Adormidera, me encantó. Pensaba que sólo Poe podía causarme ese desasosiego. No había leído nunca este cuento, y eso que García Márquez es uno de mis escritores favoritos (por no quedarme sólo con uno).

    Si puedo, esta noche pongo otro.

    :beso: :beso: :beso: para todos.
     
  10. chipi-chipi

    chipi-chipi Donax denticulatus

    hola :happy:

    adormidera que fino relato :52aleluya:

    me gusto muchisimo y gracia por elegi al gabo para tu primer interbencion en cuenta cuento -que no sera la ultima-;)

    como dice arcoiri ere un solete :happy:

    espero tu cuento grendel y ana :smile:

    gracia :happy:
     
  11. Adormidera

    Adormidera

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    Uy, Eva, yo con Gautier, Lawrence Durrell, Maupassant o Emilia Pardo Bazán me lo he pasado bomba jugando a dejarme paralizar el aliento.

    Pero de lo primerísimo de García Márquez hay algunas cositas que lo consiguen y bien.... "Ojos de perro azul" o "Alguien desordena estas rosas". Si no lo has leído, igual puedo buscar el segundo que es más corto, aunque no sé si se aleja del sentido que le querías dar al post.

    Sigo leyendo :happy:

    Chipi ;) No es nada difícil elegir al Gabo (supongo quieres decir Gabriel G.M.), si como a Eva, me encanta!!!
     
  12. Ni que nos hubiéramos puesto de acuerdo... Parafraseando al gran Quino:adorando:: ¿No habremos contraído la telepatía? :11risotada:
     
  13. vega

    vega

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    Las medias de los flamencos
    Cierta vez las víboras dieron un gran baile. Invitaron a las ranas y a los sapos, a los flamencos, y a los yacarés y a los peces. Los peces, como no caminan, no pudieron bailar; pero siendo el baile a la orilla del río, los peces estaban asomados a la arena, y aplaudían con la cola.

    Los yacarés, para adornarse bien, se habían puesto en el pescuezo un collar de plátanos, y fumaban cigarros paraguayos. Los sapos se habían pegado escamas de peces en todo el cuerpo, y caminaban meneándose, como si nadaran. Y cada vez que pasaban muy serios por la orilla del río, los peces les gritaban haciéndoles burla.

    Las ranas se habían perfumado todo el cuerpo, y caminaban en dos pies. Además, cada una llevaba colgada, como un farolito, una luciérnaga que se balanceaba.

    Pero las que estaban hermosísimas eran las víboras. Todas, sin excepción, estaban vestidas con traje de bailarina, del mismo color de cada víbora. Las víboras coloradas llevaban una pollerita de tul colorado; las verdes, una de tul verde; las amarillas, otra de tul amarillo; y las yararás, una pollerita de tul gris pintada con rayas de polvo de ladrillo y ceniza, porque así es el color de las yararás.

    Y las más espléndidas de todas eran las víboras de que estaban vestidas con larguísimas gasas rojas, y negras, y bailaban como serpentinas Cuando las víboras danzaban y daban vueltas apoyadas en la punta de la cola, todos los invitados aplaudían como locos.

    Sólo los flamencos, que entonces tenían las patas blancas, y tienen ahora como antes la nariz muy gruesa y torcida, sólo los flamencos estaban tristes, porque como tienen muy poca inteligencia, no habían sabido cómo adornarse. Envidiaban el traje de todos, y sobre todo el de las víboras de coral. Cada vez que una víbora pasaba por delante de ellos, coqueteando y haciendo ondular las gasas de serpentinas, los flamencos se morían de envidia.

    Un flamenco dijo entonces:

    —Yo sé lo que vamos a hacer. Vamos a ponernos medias coloradas, blancas y negras, y las víboras de coral se van a enamorar de nosotros.

    Y levantando todos juntos el vuelo, cruzaron el río y fueron a golpear en un almacén del pueblo.

    —¡Tan-tan! —pegaron con las patas.

    —¿Quién es? —respondió el almacenero.

    —Somos los flamencos. ¿Tiene medias coloradas, blancas y negras?

    —No, no hay —contestó el almacenero—. ¿Están locos? En ninguna parte van a encontrar medias así. Los flamencos fueron entonces a otro almacén.

    —¡Tan-tan! ¿Tienes medias coloradas, blancas y negras?

    El almacenero contestó:

    —¿Cómo dice? ¿Coloradas, blancas y negras? No hay medias así en ninguna parte. Ustedes están locos. ¿quiénes son?

    —Somos los flamencos— respondieron ellos .

    Y el hombre dijo:

    —Entonces son con seguridad flamencos locos.

    Fueron a otro almacén.

    —¡Tan-tan! ¿Tiene medias coloradas, blancas y negras?

    El almacenero gritó :

    —¿De qué color? ¿Coloradas, blancas y negras ? Solamente a pájaros narigudos como ustedes se les ocurre pedir medias así. ¡Váyanse en seguida!

    Y el hombre los echó con la escoba.

    Los flamencos recorrieron así todos los almacenes, y de todas partes los echaban por locos.

    Entonces un tatú, que había ido a tomar agua al río se quiso burlar de los flamencos y les dijo, haciéndoles un gran saludo:

    —¡Buenas noches, señores flamencos! Yo sé lo que ustedes buscan . No van a encontrar medias así en ningún almacén . Tal vez haya en Buenos Aires, pero tendrán que pedirlas por encomienda postal. Mi cuñada, la lechuza, tiene medias así. Pídanselas, y ella les va a dar las medias coloradas, blancas y negras.

    Los flamencos le dieron las gracias, y se fueron volando a la cueva de la lechuza. Y le dijeron :

    —¡Buenas noches, lechuza! Venimos a pedirte las medias coloradas, blancas y negras. Hoy es el gran baile de las víboras, y si nos ponemos esas medias, las víboras de coral se van a enamorar de nosotros.

    —¡Con mucho gusto! —respondió la lechuza—. Esperen un segundo, y vuelvo en seguida.

    Y echando a volar, dejó solos a los flamencos; y al rato volvió con las medias. Pero no eran medias, sino cueros de víboras de coral, lindísimos cueros. recién sacados a las víboras que la lechuza había cazado.

    —Aquí están las medias —les dijo la lechuza—. No se preocupen de nada, sino de una sola cosa: bailen toda la noche, bailen sin parar un momento, bailen de costado, de cabeza, como ustedes quieran; pero no paren un momento, porque en vez de bailar van entonces a llorar.

    Pero los flamencos, como son tan tontos, no comprendían bien qué gran peligro había para ellos en eso, y locos de alegría se pusieron los cueros de las víboras como medias, metiendo las patas dentro de los cueros, que eran como tubos. Y muy contentos se fueron volando al baile.

    Cuando vieron a tos flamencos con sus hermosísimas medias, todos les tuvieron envidia. Las víboras querían bailar con ellos únicamente, y como los flamencos no dejaban un Instante de mover las patas, las víboras no podían ver bien de qué estaban hechas aquellas preciosas medias.

    Pero poco a poco, sin embargo, las víboras comenzaron a desconfiar. Cuando los flamencos pasaban bailando al lado de ellas, se agachaban hasta el suelo para ver bien.

    Las víboras de coral, sobre todo, estaban muy inquietas. No apartaban la vista de las medias, y se agachaban también tratando de tocar con la lengua las patas de los flamencos, porque la lengua de la víbora es como la mano de las personas. Pero los flamencos bailaban y bailaban sin cesar, aunque estaban cansadísimos y ya no podían más.

    Las víboras de coral, que conocieron esto, pidieron en seguida a las ranas sus farolitos, que eran bichitos de luz, y esperaron todas juntas a que los flamencos se cayeran de cansados.

    Efectivamente, un minuto después, un flamenco, que ya no podía más, tropezó con un yacaré, se tambaleó y cayó de costado. En seguida las víboras de coral corrieron con sus farolitos y alumbraron bien las patas de! flamenco. Y vieron qué eran aquellas medias, y lanzaron un silbido que se oyó desde la otra orilla del Paraná.

    —¡No son medias!— gritaron las víboras—. ¡ Sabemos lo que es! ¡Nos han engañado! ¡Los flamencos han matado a nuestras hermanas y se han puesto sus cueros como medias! ¡Las medias que tienen son de víboras de coral

    Al oír esto, los flamencos, llenos de miedo porque estaban descubiertos, quisieron volar; pero estaban tan cansados que no pudieron levantar una sola pata. Entonces las víboras de coral se lanzaron sobre ellos, y enroscándose en sus patas les deshicieron a mordiscones las medias. Les arrancaron las medias a pedazos, enfurecidas y les mordían también las patas, para que murieran.

    Los flamencos, locos de dolor, saltaban de un lado para otro sin que las víboras de coral se desenroscaran de sus patas, Hasta que al fin, viendo que ya no quedaba un solo pedazo de medias, las víboras los dejaron libres, cansadas y arreglándose las gasas de sus trajes de baile.

    Además, las víboras de coral estaban seguras de que los flamencos iban a morir, porque la mitad, por lo menos, de las víboras de coral que los habían mordido eran venenosas.

    Pero los flamencos no murieron. Corrieron a echarse al agua, sintiendo un grandísimo dolor y sus patas, que eran blancas, estaban entonces coloradas por el veneno de las víboras. Pasaron días y días, y siempre sentían terrible ardor en las patas, y las tenían siempre de color de sangre, porque estaban envenenadas.

    Hace de esto muchísimo tiempo. Y ahora todavía están los flamencos casi todo el día con sus patas coloradas metidas en el agua, tratando de calmar el ardor que sienten en ellas.

    A veces se apartan de la orilla, y dan unos pasos por tierra, para ver cómo se hallan. Pero los dolores del veneno vuelven en seguida, y corren a meterse en el agua. A veces el ardor que sienten es tan grande, que encogen una pata y quedan así horas enteras, porque no pueden estirarla.

    Esta es la historia de los flamencos, que antes tenían las patas blancas y ahora las tienen coloradas. Todos los peces saben por qué es, y se burlan de ellos. Pero los flamencos, mientras se curan en el agua, no pierden ocasión de vengarse, comiéndose a cuanto pececito se acerca demasiado a burlarse de ellos.


    besos, vega
     
  14. grendel

    grendel Jardinero Novato

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    Pregunta para Adormidera. ¿Lawrence Durrell es el hermano de Gerald Durrell? Habeis leido mi familia y otros animales? Para amantes de la naturaleza como tod@s vosotr@s os lo recomiendo asi como sus tres secuelas....Ademas con terriblemente divertidos...
    Y hay va el cuento.

    Primero una pequeña explicacion:

    Mari de Anboto, o la bruja Mari como se le conoce es la Diosa suprema de la mitologia vasca. Tiene muchas moradas pero la mas conocida es su cueva en Anboto por lo que tambien se le llama la Dama de Anboto. Tiene dos hijos Atarrabi y Mikelatz que vienen a representar el bien y el mal (y de los que tambien hay mas de una historia) pero a menudo se casa con humanos con los que tiene hijos como en el cuento de esta noche.

    Era Don Diego Lopez de Haro, señor de Bizkaia en el siglo XIV, un grandisimo cazador y siempre que podia dejaba sus quehaceres para irse al monte en busca de alguna presa.
    Un dia, cazando, oyo cantar a una mujer en lo alto de una peña. La voz era tan bella que Don Diego deseo conocer a su dueña y se encamino hacia la voz.
    Nunca habia visto una mujer tan hermosa. Era alta, esbelta, de piel blanca y ojos negros que contrastaban con su cabellera rubia dorada que casi llegaba al suelo. Llevaba un vestido verde bordado con oro y una cinta tambien de oro en la frente. Era tan bella que Don Diego se enamoro locamente de ella
    -¿Quien eres? pregunto
    -La señora de Anboto-respondio ella
    -Puesto que tu eres la señora de Anboto y yo el señor de Bizkaia ¿quieres casarte conmigo?
    La Dama acepto pero le hizo prometer que nunca jamas haria la señal de la cruz en su presencia. Se casaron y tuvieron una hija, Urraka y un hijo, Iñigo Guerra.

    Fueron años de mucha felicidad hasta un dia en que Don Diego llego a su castillo con un enorme jabali. Lo cocinaron y a la hora del banquete llegaron corriendo dos de los perros del castillo, un enorme alano y una pequeña perrita de aguas. Don Diego les tiro un trozo de jabali y para sorpresa de todos la perrita mato al alano y salio corriendo con la pieza. Don Diego no saliendo de su asombro se santiguo y en aquel mismo momento Mari cogio de la mano a su hija y salio volando por la ventana dejando a todos petrificados y demostrando asi quien era; La Dama de Anboto.
    Y nunca mas se supo de ella hasta que años mas tarde su hijo, Iñigo Guerra acudio a ella para pedirle ayuda pero ese es otro cuento...

    Buenas noches a tod@s
     
  15. chipi-chipi

    chipi-chipi Donax denticulatus

    hola :happy:

    si adormidera el mismos asi lo yaman sus amigos y familiares el gran gabo de colombia :happy:




    fasinante veguita es de esos cuentos que te deja detenido entre el limite de la realidad y la fantasia

    moraleja=la vanida no es muy buena ;)

    bueno seria mala pero se lo dijo

    morareja=no te cases con el mal :5-okey:

    me emociona mucho este hilo es de mis perferidos :52aleluya:

    gracia :happy: