El Cuenta Cuentos

Tema en 'Comunidad de Infojardín' comenzado por EvaPatry, 31/8/07.

  1. SYG

    SYG Aprendiz

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    Santiago de Chile

    EVITA!!!! te pasaste!!! he buscado un dvd o video ... del cuenta cuentos por todos lados ... aun cada vez que voy a USA .... y nada ... y mira donde lo vengo a ver ... a mis hijos (los mayores) les encantaba ... yo los veía con ellos ........ pero el más pequeño no alcanzó ....

    GRACIAS!!!!!!!!!
    :52aleluya: :52aleluya: :52aleluya:
     
  2. vega

    vega

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    madrid
    .

    JORGE LUIS BORGES

    La escritura del Dios


    La cárcel es profunda y de piedra; su forma, la de un hemisferio casi perfecto, si bien el piso (que también es de piedra) es algo menor que un círculo máximo, hecho que agrava de algún modo los sentimientos de opresión y de vastedad. Un muro medianero la corta; éste, aunque altísimo, no toca la parte superior de la bóveda; de un lado estoy yo, Tzinacán, mago de la pirámide de Qaholom, que Pedro de Alvarado incendió; del otro hay un jaguar, que mide con secretos pasos iguales el tiempo y el espacio del cautiverio. A ras del suelo, una larga ventana con barrotes corta el muro central. En la hora sin sombra se abre una trampa en lo alto,, y un carcelero que han ido borrando los años maniobra una roldana de hierro, y nos baja en la punta de un cordel, cántaros con agua y trozos de carne. La luz entra en la bóveda; en ese instante puedo ver al jaguar.

    He perdido la cifra de los años que yazgo en la tiniebla; yo, que alguna vez era joven y podía caminar por esta prisión, no hago otra cosa que aguardar, en la postura de mi muerte, el fin que me destinan los dioses. Con el hondo cuchillo de pedernal he abierto el pecho de las víctimas, y ahora no podría, sin magia, levantarme del polvo.

    La víspera del incendio de la pirámide, los hombres que bajaron de altos caballos me castigaron con metales ardientes para que revelara el lugar de un tesoro escondido. Abatieron, delante de mis ojos, el ídolo del dios; pero éste no me abandonó y me mantuvo silencioso entre los tormentos. Me laceraron, me rompieron, me deformaron, y luego desperté en esta cárcel, que ya no dejaré en mi vida mortal.

    Urgido por la fatalidad de hacer algo, de poblar de algún modo el tiempo, quise recordar, en mi sombra, todo lo que sabía. Noches enteras malgasté en recordar el orden y el número de unas sierpes de piedra o la forma de un árbol medicinal. Así fui revelando los años, así fui entrando en posesión de lo que ya era mío. Una noche sentí que me acercaba a un recuerdo preciso; antes de ver el mar, el viajero siente una agitación en la sangre. Horas después empecé a avistar el recuerdo: era una de las tradiciones del dios. Éste, previendo que en el fin de los tiempos ocurrirían muchas desventuras y ruinas, escribió el primer día de la Creación una sentencia mágica, apta para conjurar esos males. La escribió de manera que llegara a las más apartadas generaciones y que no la tocara el azar. Nadie sabe en qué punto la escribió, ni con qué caracteres; pero nos consta que perdura, secreta, y que la leerá un elegido. Consideré que estábamos, como siempre, en el fin de los tiempos y que mi destino de último sacerdote del dios me daría acceso al privilegio de intuir esa escritura. El hecho de que me rodeara una cárcel no me vedaba esa esperanza; acaso yo había visto miles de veces la inscripción de Qaholom y sólo me faltaba entenderla.

    Esta reflexión me animó, y luego me infundió una especie de vértigo. En el ámbito de la tierra hay formas antiguas, formas incorruptibles y eternas; cualquiera de ellas podía ser el símbolo buscado. Una montaña podía ser la palabra del dios, o un río o el imperio o la configuración de los astros. Pero en el curso de los siglos las montañas se allanan y el camino de un río suele desviarse y los imperios conocen mutaciones y estragos y la figura de los astros varía. En el firmamento hay mudanza. La montaña y la estrella son individuos, y los individuos caducan. Busqué algo más tenaz, más invulnerable. Pensé en las generaciones de los cereales, de los pastos, de los pájaros, de los hombres. Quizá en mi cara estuviera escrita la magia, quizá yo mismo fuera el fin de mi busca. En ese afán estaba cuando recordé que el jaguar era uno de los atributos del dios.

    Entonces mi alma se llenó de piedad. Imaginé la primera mañana del tiempo, imaginé a mi dios confiando el mensaje a la piel viva de los jaguares, que se amarían y se engendrarían sin fin, en cavernas, en cañaverales, en islas, para que los últimos hombres lo recibieran. Imaginé esa red de tigres, ese caliente laberinto de tigres, dando horror a los prados y a los rebaños para conservar un dibujo. En la otra celda había un jaguar; en su vecindad percibí una confirmación de mi conjetura y un secreto favor.

    Dediqué largos años a aprender el orden y la configuración de las manchas. Cada ciega jornada me concedía un instante de luz, y así pude fijar en la mente las negras formas que tachaban el pelaje amarillo. Algunas incluían puntos; otras formaban rayas trasversales en la cara interior de las piernas; otras, anulares, se repetían. Acaso eran un mismo sonido o una misma palabra. Muchas tenían bordes rojos.

    No diré las fatigas de mi labor. Más de una vez grité a la bóveda que era imposible descifrar aquel testo. Gradualmente, el enigma concreto que me atareaba me inquietó menos que el enigma genérico de una sentencia escrita por un dios. ¿Qué tipo de sentencia (me pregunté) construirá una mente absoluta? Consideré que aun en los lenguajes humanos no hay proposición que no implique el universo entero; decir el tigre es decir los tigres que lo engendraron, los ciervos y tortugas que devoró, el pasto de que se alimentaron los ciervos, la tierra que fue madre del pasto, el cielo que dio luz a la tierra. Consideré que en el lenguaje de un dios toda palabra enunciaría esa infinita concatenación de los hechos, y no de un modo implícito, sino explícito, y no de un modo progresivo, sino inmediato. Con el tiempo, la noción de una sentencia divina parecióme pueril o blasfematoria. Un dios, reflexioné, sólo debe decir una palabra, y en esa palabra la plenitud. Ninguna voz articulada por él puede ser inferior al universo o menos que la suma del tiempo. Sombras o simulacros de esa voz que equivale a un lenguaje y a cuanto puede comprender un lenguaje son las ambiciosas y pobres voces humanas, todo, mundo, universo.

    Un día o una noche -entre mis días y mis noches ¿qué diferencia cabe?- soñé que en el piso de la cárcel había un grano de arena. Volví a dormir; soñé que los granos de arena eran tres. Fueron, así, multiplicándose hasta colmar la cárdel, y yo moría bajo ese hemisferio de arena. Comprendí que estaba soñando: con un vasto esfuerzo me desperté. El despertar fue inútil: la innumerable arena me sofocaba. Alguien me dijo: "No has despertado a la vigilia, sino a un sueño anterior. Ese sueño está dentro de otro, y así hasta lo infinito, que es el número de los granos de arena. El camino que habrás de desandar es interminable, y morirás antes de haber despertado realmente."

    Me sentí perdido. La arena me rompía la boca, pero grité: "Ni una arena soñada puede matarme, ni hay sueños que estén dentro de sueños." Un resplandor me despertó. En la tiniebla superior se cernía un círculo de luz. Vi la cara y las manos del carcelero, la roldana, el cordel, la carne y los cántaros.

    Un hombre se confunde, gradualmente, con la forma de su destino; un hombre es, a la larga, sus circunstancias. Más que un descifrador o un vengador, más que un sacerdote del dios, yo era un encarcelado. Del incansable laberinto de sueños yo regresé como a mi casa a la dura prisión. Bendije su humedad, bendije su tigre, bendije el agujero de luz, bendije mi viejo cuerpo doliente, bendije la tiniebla y la piedra.

    Entonces ocurrió lo que no puedo olvidar ni comunicar. Ocurrió la unión con la divinidad, con el universo (no sé si estas palabras difieren). El éxtasis no repite sus símbolos: hay quien ha visto a Dios en un resplandor, hay quien lo ha percibido en una espada o en los círculos de una rosa. Yo vi una Rueda altísima, que no estaba delante de mis ojos, ni detrás, ni a los lados, sino en todas partes, a un tiempo. Esa Rueda estaba hecha de agua, pero también de fuego, y era (aunque se veía el borde) infinita. Entretejidas, la formaban todas las cosas que serán, que son y que fueron, y yo era una de las hebras de esa trama total, y Pedro de Alvarado, que me dio tormento, era otra. Ahí estaban las causas y los efectos, y me bastaba ver esa Rueda para entenderlo todo, sin fin. ¡Oh dicha de entender, mayor que la de imaginar o la de sentir! Vi el universo y vi los íntimos designios del universo. Vi los orígenes que narra el Libro del Común. Vi las montañas que surgieron del agua, vi los primeros hombres de palo, vi las tinajas que se volvieron contra los hombres, vi los perros que les destrozaron las caras. Vi el dios sin cara que hay detrás de los dioses. Vi infinitos procesos que formaban una sola felicidad, y, entendiéndolo todo, alcancé también a entender la escritura del tigre.

    Es una fórmula de catorce palabras casuales (que parecen casuales), y me bastaría decirla en voz alta para ser todopoderoso. Me bastaría decirla para abolir esta cárcel de piedra, para que el día entrara en mi noche, para ser joven, para ser inmortal, para que el tigre destrozara a Alvarado, para sumir el santo cuchillo en pechos españoles, para reconstruir la pirámide, para reconstruir el imperio. Cuarenta sílabas, catorce palabras, y yo, Tzinacán, regiría las tierras que rigió Moctezuma. Pero yo sé que nunca diré esas palabras, porque ya no me acuerdo de Tzinacán.

    Que muera conmigo el misterio que está escrito en los tigres. Quien ha entrevisto el universo, quien ha entrevisto los ardientes designios del universo, no puede pensar en un hombre, en sus triviales dichas o desventuras, aunque ese hombre sea él. Ese hombre ha sido él, y ahora no le importa. Qué le importa la suerte de aquel otro, qué le importa la nación de aquel otro, si él, ahora, es nadie. Por eso no pronuncio la fórmula, por eso dejo que me olviden los días, acostado en la oscuridad.


    bv
     
  3. chipi-chipi

    chipi-chipi Donax denticulatus

  4. EvaPatry

    EvaPatry

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    Hola SYG! Pues si los quieres yo te los paso. Me los bajé de internet y los tengo todos, menos el capítulo 3, mi favorito, que no pude pero espero conseguirlo pronto. De todas formas también tengo los 4 de la segunda temporada, aunque no son tan buenos. Creo que aun tengo tu mail de la cuenta PayPal, asi que si los quieres dímelo y te los mando ya. Bueno, y si no eres SYG pero también los quieres, mándame un MP con tu mail y te los paso.

    Besitos. :beso:
     
  5. EvaPatry

    EvaPatry

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    Bueno, otro cuento, que hoy no he puesto ninguno. Éste es un fragmento de un libro que lei hace tiempo, "Primavera con una Esquina Rota" de Mario Benedetti (para el siguiente prometo cambiar de autor). Espero que os guste.

    Una Palabra Enorme

    Libertad es una palabra enorme. Por ejemplo, cuando terminan las clases, se dice que una está en libertad. Mientras dura la libertad, una pasea, una juega, una no tiene por qué estudiar. Se dice que un país es libre cuando una mujer cualquiera o un hombre cualquiera hace lo que se le antoja. Pero hasta los países libres tienen cosas muy prohibidas. Por ejemplo matar. Eso sí, se pueden matar mosquitos y cucarachas, y también vacas para hacer churrascos. Por ejemplo está prohibido robar, aunque no es grave que una se quede con algún vuelto cuando Graciela, que es mi mami, me encarga alguna compra. Por ejemplo está prohibido llegar tarde a la escuela, aunque en ese caso hay que hacer una cartilla mejor dicho la tiene que hacer Graciela, justificando por qué. Así dice la maestra; justificado.
    Libertad quiere decir muchas cosas. Por ejemplo, si una no está presa, se dice que está en libertad. Pero mi papá está preso y sin embrago está en Libertad, porque así se llama la cárcel donde está hace ya muchos años. A eso el tío Rolando lo llama qué sarcasmo. Un día le conté a mi amiga Angélica que la cárcel en que está mi papi se llama Libertad y que el tío Rolando había dicho que era un sarcasmo y a mi amiga Angélica le gustó tanto la palabra que cuando su padrino le regaló un perrito le puso de nombre Sarcasmo. Mi papá es un preso, pero no porque haya matado o robado o llegado tarde a la escuela. Graciela dice que papá está en libertad, o sea está preso, por sus ideas. Parece que mi papá era famoso por sus ideas. Yo también a veces tengo ideas, pero todavía no soy famosa. Por eso no estoy en Libertad, o sea que no estoy presa.
    Si yo estuviera presa, me gustaría que dos de mis muñecas, la Toti y la Mónica, fueran también presas políticas. Porque a mi me gusta dormirme abrazada por lo menos a la Toti. A la Mónica no tanto, porque es muy gruñona. Yo nunca le pego, sobre todo para darle ese buen ejemplo a Graciela.
    Ella me ha pegado pocas veces, pero cuando lo hace yo quisiera tener muchísima libertad. Cuando me pega o me rezonga yo le digo Ella, porque a ella no le gusta que la llame así. Es claro que tengo que estar muy alunada para llamarle Ella. Si por ejemplo viene mi abuelo y me pregunta dónde está tu madre, y yo le contesto Ella está en la cocina, ya todo el mundo sabe que estoy alunada, porque si no estoy alunada digo solamente Graciela está en la cocina. Mi abuelo siempre dice que yo salí la más alunada de la familia y eso a mí me deja muy contenta. A Graciela tampoco le gusta demasiado que yo la llame Graciela, pero yo la llamo así porque es un nombre lindo. Sólo cuando la quiero muchísimo, cuando la adoro y la beso y la estrujo y ella me dice ay chiquilina no me estrjes así, entonces sí la llamo mamá o mami, y Graciela se conmueve y se pone muy tiernita y me acaricia el pelo, y eso no sería así ni sería bueno si yo le dijera mamá o mami por cualquier pavada.
    O sea que la libertad es una palabra enorme. Graciela dice que ser un preso político como mi papá no es ninguna vergüenza. Que casi es un orgullo. ¿Por qué casi? Es orgullo o es vergüenza. ¿Le gustaría que yo dijera que es casi vergüenza? Yo estoy orgullosa, no casi orgullosa, de mi papá, porque tuvo muchísimas ideas, tantas y tantísimas que lo metieron preso por ellas. Yo creo que ahora mi papá seguirá teniendo ideas, tremendas ideas, pero es casi seguro que no se las dice a nadie, porque si las dice, cuando salga de Libertad para vivir en libertad, lo pueden meter otra vez en Libertad. ¿Ven como es enorme?
     
  6. mirta ana

    mirta ana

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    Esto fue un cuento de terror , cuando terminé de copiar un cuento y le iba a dar al enviar , se vino un bajón de corriente que me desconectó.Ya lo dejo para mañana.Y el cuento de la flor de la higuera que pide Chipi-Chipi no es un cuento, pertenece a las creencias de los habitantes de un pequeño pueblo en el sur del país muy cercano a Chile y por eso bien mezcladas las tradiciones;que dicen que ,en la mágica noche de San Juan el que se atreva a"velar la higuera" y ver la flor que saldría a la medianoche obtendrá un sin fin de beneficios.Pero para hacerlo tendrá que estar muy bien plantado, pues se le aparecen toda clase de cosas horribles para probar la valentía.Eso si el valiente que logre pasar la prueba obtendrá un sin número de bondades.Que mejor lo confirme alguién del otro lado porque yo bien puedo estar equivocando detalles.ahi lo tienes Chipi-Chipi, asi de simple como lo recuerdo.:beso: El cuento verdadero y de autor reconocido para mañana.
     
  7. chipi-chipi

    chipi-chipi Donax denticulatus

    hola mirta :happy:

    esta bien :happy:

    lamento si te puse en un apierto :happy:

    gracia divina :beso:
     
  8. vega

    vega

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    No he podido resistirme a contar uno de mis cuentos favoritos, me encanta y me troncho a la vez

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    Beatriz, la polución
    Mario Benedetti


    Dijo el tío Rolando que esta ciudad se está poniendo imbancable de tanta polución que tiene. Yo no dije nada para no quedar como burra pero de toda la frase sólo entendí la palabra ciudad. Después fui al diccionario y busqué la palabra imbancable y no está. El domingo, cuando fui a visitar al abuelo le pregunté qué quería decir imbancable y él se ríó y me explicó con buenos modos que quería decir insoportable. Ahí sí comprendí el significado porque Graciela, o sea mi mami, me dice algunas veces, o más bien casi todos los días, por favor Beatriz por favor a veces te pones verdaderamente insoportable. Precisamente ese mismo domingo a la tarde me lo dijo, aunque esta vez repitió tres veces por favor por favor por favor Beatriz a veces te pones verdaderamente insoportable, y yo muy serena, habrás querido decir que estoy imbancable, y a ella le hizo gracia, aunque no demasiada pero me quitó la penitencia y eso fue muy importante. La otra palabra, polución, es bastante más difícil. Esa sí está en el diccionario. Dice, polución: efusión de semen. Qué será efusión y qué será semen. Busqué efusión y dice: derramamiento de un líquido. También me fijé en semen y dice: semilla, simiente, líquido que sirve para la reproducción. O sea que lo que dijo el tío Rolando quiere decir esto: esta ciudad se está poniendo insoportable de tanto derramamiento de semen. Tampoco entendí, así que la primera vez que me encontré con Rosita mi amiga, le dije mi grave problema y todo lo que decía el diccionario. Y ella: tengo la impresión de que semen es una palabra sensual, pero no sé qué quiere decir. Entonces me prometió que lo consultaría con su prima Sandra, porque es mayor y en su escuela dan clase de educación sensual. El jueves vino a verme muy misteriosa, yo la conozco bien cuando tiene un misterio se le arruga la nariz, y como en la casa estaba Graciela, esperó con muchísima paciencia que se fuera a la cocina a preparar las milanesas, para decirme, ya averigüé, semen es una cosa que tienen los hombres grandes, no los niños, y yo, entonces nosotras todavía no tenemos semen, y ella, no seas bruta, ni ahora ni nunca, semen sólo tienen los hombres cuando son viejos como mi padre o tu papi el que está preso, las niñas no tenemos semen ni siquiera cuando seamos abuelas, y yo, qué raro eh, y ella, Sandra dice que todos los niños y las niñas venimos del semen porque este liquido tiene bichitos que se llaman espermatozoides y Sandra estaba contenta porque en la clase había aprendido que espermatozoide se escribe con zeta. Cuando se fue Rosita yo me quedé pensando y me pareció que el tío Rolando quizá había querido decir que la ciudad estaba insoportable de tantos espermatozoides (con zeta) que tenía. Así que fui otra vez a lo del abuelo, porque él siempre me entiende y me ayuda aunque no exageradamente, y cuando le conté lo que había dicho tío Rolando y le pregunté si era cierto que la ciudad estaba poniéndose imbancable porque tenía muchos espermatozoides, al abuelo le vino una risa tan grande que casi se ahoga y tuve que traerle un vaso de agua y se puso bien colorado y a mí me dio miedo de que le diera un patatús y conmigo solita en una situación tan espantosa. Por suerte de a poco se fue calmando y cuando pudo hablar me dijo, entre tos y tos, que lo que tío Rolando había dicho se refería a la contaminación atmosférica. Yo me sentí más bruta todavía, pero enseguida él me explicó que la atmósfera era el aire, y como en esta ciudad hay muchas fábricas y automóviles todo ese humo ensucia el aire o sea la atmósfera y eso es la maldita polución y no el semen que dice el diccionario, y no tendríamos que respirarla pero como si no respiramos igualito nos morimos, no tenemos más remedio que respirar toda esa porquería. Yo le dije al abuelo que ahora sacaba la cuenta que mi papá tenía entonces una ventajita allá donde está preso porque en ese lugar no hay muchas fábricas y tampoco hay muchos automóviles porque los familiares de los presos políticos son pobres y no tienen automóviles. Y el abuelo dijo que sí, que yo tenía mucha razón, y que siempre había que encontrarle el lado bueno a las cosas. Entonces yo le di un beso muy grande y la barba me pinchó más que otras veces y me fui corriendo a buscar a Rosita y como en su casa estaba la mami de ella que se llama Asunción, igualito que la capital de Paraguay, esperamos las dos con mucha paciencia hasta que por fin se fue a regar las plantas y entonces yo muy misteriosa, vas a decirle de mi parte a tu prima Sandra que ella es mucho más burra que vos y que yo, porque ahora sí lo averigüé todo y nosotras no venimos del semen sino de la atmósfera.





    besos, vega
     
  9. grendel

    grendel Jardinero Novato

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    Bueno, me toca.
    Asi es como yo lo recuerdo (pero como tampoco soy la Enciclopedia Britanica habra que conformarse con esto....:smile: )

    Hubo un tiempo en el que los hombres habitaban la Tierra llena de misterios y la vida era realmente dura. Estos hombres y mujeres vivian en armonia con la naturaleza y la Madre Tierra a la que llamaban Ama Lur pero no eran los unicos pobladores. Multitud de Trasgos, duendes y seres malignos de todo tipo hacian la vida imposible a los hombres que solo encontraban refugio en el calor del fuego confinados en sus cuevas.

    Por eso un dia acudieron a Ama Lur y le suplicaron ayuda. No podian salir a los campos con tranquilidad ya que en cuanto se alejaban del calor de sus cuevas los demonios les atormentaban de mil y una formas.
    Asi que Ama Lur, oyendo sus suplicas decidio ayudarles enviando a su hija la Luna, Ilargi a lo alto del cielo para protegerles

    Al principio el remedio funciono. Aquella luz en el cielo asusto muchisimo a los demonios que se ocultaron en los agujeros mas profundos y durante un tiempo los hombre pudieron salir de sus cuevas sin temor.
    Pero poco a poco los demonios y duendes se fueron acostumbrando a la suave luz de Ilargi y le perdieron el miedo con lo que al poco tiempo ya estaban otra vez acosando a los hombres con sus perrerias.

    Por segunda vez los hombres asustados acudieron a Ama Lur a rogarle que les ayudara de nuevo. Los demonios se habian acostumbrado a la luz de Ilargi y hasta parecian disfrutar de sus correrias aun mas.
    Asi que Ama Lur como buena madre volvio en auxilio de sus hijos y esta vez envio al poderoso Sol, Eguzki.

    Esta vez si que se asustaron los trasgos y duendes. Aquella poderosa luz de Eguzki era insoportable para ellos y se vieron obligados a esconderse aun mas profundos dejando en paz asi a los hombres y limitandose a salir cuando era Ilargi la que iluminaba las tierras con su suave luz

    Pero ay, como somos, que ni aun asi los hombres estaban contentos del todo. Con Eguzki podian campar a sus anchas pero al llegar la noche y ocultarse, debian correr a sus cuevas y esconderse temerosos de los demonios que rondaban fuera. Asi que acudieron por 3ª vez a Ama Lur y le explicaron la situacion.

    Y Ama Lur comprensiva decidio hacerles un ultimo regalo. Les daria algo tan poderoso que al verlo,a todos los duendes, trasgos y demonios les recordaria al poderoso Eguzki y huirian atemorizados.
    Y ese algo fue una preciosa flor llamada Eguzkilore o flor del sol, o girasol, como mas tarde la llamarian.

    Esta flor colocada en un lugar bien visible auyentaria a todos los malos espiritus que al verla recordarian al poderoso Eguzki que tanto daño les hacia. Y asi hoy en dia en muchas casas y caserios se pueden ver Eguzkilores en las puertas de entrada para recordar a los demonios que no son bienvenidos y cuando veais un Lauburu no escucheis tonterias acerca de su significado, puesto que el Lauburu no es ni mas ni menos que una representacion de esa Eguzkilore que a la vez lo es de Eguzki y su unica funcion es igual que lo fue Eguzkilore proteger a quien lo lleva......

    :smile: :smile: :smile: Espero que os haya gustado....

    Un saludo a tod@s y escribir mas cuentos que me han encantado los que he leido hasta ahora
     
  10. Adormidera

    Adormidera

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    :5-okey: Sólo puedo dejar hoy un saludito rápido y dar las gracias a Eva por la idea del cuenta cuentos.

    Pero... no me puedo ir con la duda. Grendel, ¿qué es Lauburu?

    Hasta pronto.
     
  11. grendel

    grendel Jardinero Novato

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    :smile: Esto Adormidera, seguro que lo has visto. Con tres cabezas en vez de con 4 es un Triskell y es celta pero su significado esta relacionado con los druidas y los elementos de la naturaleza fuego, tierra y agua.

    PD: Lau es 4 y buru cabeza:smile:
    [​IMG]

    Un saludo a tod@s
     
  12. chipi-chipi

    chipi-chipi Donax denticulatus

    hola :happy:



    :meparto: :meparto: :meparto: :meparto: :meparto: :meparto:

    todo los cuento me gusta :happy:

    gracia eva por abri este tema :happy:

    gracia :happy:
     
  13. EvaPatry

    EvaPatry

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    Me alegro mucho de que os guste el post, pero gracias a vosotros por contarnos cuentos.

    Os voy o poner uno de mis cuentos favoritos.

    La Sopa de Piedra


    Un monje estaba haciendo la colecta por una región en la que las gentes tenían fama de ser muy tacañas. Llegó a casa de unos campesinos, pero allí no le quisieron dar nada. Así que como era la hora de comer y el monje estaba bastante hambriento dijo: -Pues me voy a hacer una sopa de piedra riquísima.
    Ni corto ni perezoso cogió una piedra del suelo, la limpió y la miró muy bien para comprobar que era la adecuada, la piedra idónea para hacer una sopa. Los campesinos comenzaron a reírse del monje. Decían que estaba loco, que vaya chaladura más gorda. Sin embargo, el monje les dijo:
    -¡Cómo! ¿No me digan que no han comido nunca una sopa de piedra? ¡Pero si es un plato exquisito!
    -¡Eso habría que verlo, viejo loco! –dijeron los campesinos.
    Precisamente esto último es lo que esperaba oír el astuto monje. Enseguida lavó la piedra con mucho cuidado en la fuente que había delante de la casa y dijo:
    -¿Me pueden prestar un caldero? Así podré demostrarles que la sopa de piedra es una comida exquisita.
    Los campesinos se reían del fraile, pero le dieron el puchero para ver hasta dónde llegaba su chaladura. El monje llenó el caldero de agua y les preguntó:
    -¿Les importaría dejarme entrar en su casa para poner la olla al fuego?
    Los campesinos lo invitaron a entrar y le enseñaron dónde estaba la cocina.
    -¡Ay, qué lástima! –dijo el fraile-. Si tuviera un poco de carne de vaca la sopa estaría todavía más rica.
    La madre de la familia le dio un trozo de carne ante la rechifla de toda su familia. El viejo la echó en la olla y removió el agua con la carne y la piedra. Al cabo de un ratito probó el caldo:
    -Está un poco sosa. Le hace falta sal.
    Los campesinos le dieron sal. La añadió al agua, probó otra vez la sopa y comentó:
    -Desde luego, si tuviéramos un poco de berza los ángeles se chuparían los dedos con esta sopa.
    El padre, burlándose del monje, le dijo que esperase un momento, que enseguidita le traía un repollo de la huerta y que para que los ángeles no protestaran por una sopa de piedra tan sosa le traería también una patata y un poco de apio.
    -Desde luego que eso mejoraría mi sopa muchísimo -le contestó el monje.
    Después de que el campesino le trajera las verduras, el viejo las lavó, troceó y echó dentro del caldero en el que el agua hervía ya a borbotones.
    -Un poquito de chorizo y tendré una sopa de piedra digna de un rey.
    -Pues toma ya el chorizo, mendigo loco.
    Lo echó dentro de la olla y dejó hervir durante un ratito, al cabo del cual sacó de su zurrón un pedacillo de pan que le quedaba del desayuno, se sentó en la mesa de la cocina y se puso a comer la sopa. La familia de campesinos lo miraba, y el fraile comía la carne y las verduras, rebañaba, mojaba su pan en el caldo y al final se lo bebía. No dejó en la olla ni gota de sopa. Bueno. Dejó la piedra. O eso creían los campesinos, porque cuando terminó de comer cogió el pedrusco, lo limpió con agua, secó con un paño de la cocina y se lo guardó en la bolsa.
    -Hermano, -le dijo la campesina- ¿para que te guardas la piedra?
    -Pues por si tengo que volver a usarla otro día.
     
  14. María P

    María P

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    Madre mía....qué recuerdos!! muchas gracias evapatry..hacía años que no recordaba esta serie. Ojala pudiera evadirme ahora como lo hacía antes con estos cuentos...

    Venga, os pego yo un cuentito también:

    Todo en un punto (Las cosmicomicas,Italo Calvino)

    Con arreglo a los cálculos iniciados por Edwin P Hubble sobre la velocidad del alejamiento de las galaxias, se puede establecer el momento en que toda la materia del universo estaba concentrada en un solo punto, antes de empezar a expandirse en el espacio.

    Naturalmente que estábamos todos allí –dijo el viejo Qfwfq–, ¿y dónde bamos a estar, si no? Que pudiese haber espacio, nadie lo sabía todavía. Y el tiempo, ídem: ¿qué quieren que hiciéramos con el tiempo, allí apretados como sardinas?

    He dicho "apretados como sardinas" por usar una imagen literaria: en realidad no había espacio, ni siquiera para estar apretados. Cada punto de nosotros coincidía con cada punto de los demás en un punto único que era aquel donde estábamos todos. En una palabra, ni siquiera nos molestábamos, salvo en lo que se refiere al carácter, porque, cuando no hay espacio, tener siempre montado en las narices a un antipático como el señor Pbert Pberd es de lo más cargante.
    ¿Cuántos éramos? Bueno, nunca pude saberlo, ni siquiera aproximadamente. Para contar hay que poder separarse por lo menos un poquito uno de otro, y nosotros ocupábamos todos el mismo punto. Contrariamente a lo que podría parecer, no era una situación que favoreciese la sociabilidad; sé que por ejemplo en otras épocas los vecinos se frecuentan; allí, en cambio, como todos éramos vecinos, no había siquiera un buenos días ni un buenas noches.
    Cada uno terminaba por tener trato solamente con un número restringido de conocidos. Los que yo recuerdo son sobre todo la señora Ph(i)Nko, su amigo De XuaeauX, una familia de emigrados, los Z'zu, y el señor Pbern Pbern que he nombrado. Había también la mujer de la limpieza –"adscrita a la manutención" la llamaban–, una sola para todo el universo, dado lo reducido del ambiente. A decir verdad, no tenía nada que hacer en todo el día, ni siquiera quitar el polvo –dentro de un punto no puede entrar ni un granito de polvo– y se desahogaba en continuos chismes y lamentos.
    Con estos que les he nombrado ya hubiera habido supernumerarios; añadan, además, las cosas que debíamos tener allí amontonadas: todo el material que después serviría para formar el universo, desmontado y concentrado de manera que no conseguías distinguir lo que después pasaría a formar parte de la astronomía (como la nebulosa de Andrómeda), de lo que estaba destinado a la geografía (por ejemplo, los Vosgos) o a la química (como ciertos isótopos del berilo). Además, se tropezaba siempre con los trastos de la fablia Z'zu, catres, colchones, cestas: estos Z'zu, si uno se descuidaba, con la excusa de que eran una familia numerosa hacían como si no hubiera más que ellos en el mundo, pretendían incluso tender cuerdas a través del punto para poner a secar la ropa.

    Pero también los otros tenían su parte de culpa con los Z'zu, empezando por la calificación de "emigrados" basada en el supuesto de que mientras los demás estaban allí desde antes, ellos habían venido después. Me parece evidente que éste era un prejuicio infundado, pues no existía ni un antes ni un después ni otro lugar de donde emigrar, pero había quien sostenía que el concepto de "emigrado" podía entenderse al estado puro, es decir, independientemente del espacio y del tiempo.

    Era una mentalidad, confesémoslo, limitada, la que teníamos entonces, mezquina. Culpa del ambiente en que nos habíamos formado. Una mentalidad que se ha mantenido en el fondo de todos nosotros, fíjense: sigue asomando todavía hoy, cuando por casualidad dos de nosotros se encuentran –en la parada del autobús, en un cine, en un congreso internacional de dentistas– y se ponen a recordar aquellos tiempos. Nos saludamos –a veces es alguien que me reconoce, a veces yo reconozco a alguien– y de pronto empezamos a preguntar por éste y por aquél (aunque cada uno recuerde sólo a algunos de los que recuerda el otro) y así se reanudan las disputas de una época, las maldades, las difamaciones. Hasta que se nombra a la señora Ph(i)Nko –todas las conversaciones van a parar siempre allí– y entonces de golpe se dejan de lado las mezquindades y uno se siente como elevado por un entemecimiento beatífico y generoso. La señora Ph(i)Nko, la única que ninguno de nosotros ha olvidado y que todos añoramos. ¿Dónde ha ido a parar? Hace tiempo que he dejado de buscarla: la señora Ph(i)Nko; su peho, sus caderas, su batón anaranjado, no la encontraremos más, ni en este sistema de galaxia ni en otro.

    Que quede bien claro, a mí la teoría de que el universo, después de haber alcanzado un grado extremo de enrarecimiento, volverá a condensarse y que, por lo tanto, nos tocará encontrarnos en aquel punto para recomenzar después, nunca me ha convencido. Y, sin embargo, son tantos los que cuentan solamente con eso, los que siguen haciendo proyectos para cuando estemos todos de nuevo allí. El mes pasado entro en el café de aquí de la esquina, ¿y a quién veo? Al señor Pbert Pberd. –¿Qué cuenta de bueno? ¿Qué anda haciendo por aquí? –Me entero de que tiene una representación de material plástico en Pavía. Está tal cual, con su diente de oro y los tirantes floreados. –Cuando volvamos allá –me dice en voz baja– habrá que fijarse para que esta vez cierta gente quede afuera... Usted me entiende: esos Z'zu...
    Hubiera querido contestarle que esta conversación ya se la he escuchado a más de uno, con el añadido: "Usted me entiende... el señor Pbert Pberd..."
    Para no dejarme arrastrar por la pendiente, me apresuré a decir: –Y a la señora Ph(i)Nko, ¿cree que la encontraremos?

    –Ah, sí... A ella sí... –dijo enrojeciendo.

    El gran secreto de la señora Ph(i)Nko es que nunca ha provocado celos entre nosotros. Ni tampoco chismes. Que se acostaba con su amigo, el señor De XuaeauX, era sabido. Pero en un punto, si hay una cama, ocupa todo el punto; por lo tanto, no se trata de acostarse, sino de estar en la cama, porque todo el que está en el punto está también en la cama. Por consiguiente, era inevitable que ella se acostara también con cada uno de nosotros. Si hubiera sido otra persona, quién sabe cuántas cosas se habrían dicho a sus espaldas. La mujer de la limpieza estaba siempre dando rienda suelta a la maledicencia, y los otros no se hacían rogar para imitarla. De los Z'zu, para no variar, las cosas horribles que había que oír: padre hijas hermanos hermanas madre tías, no había insinuación retorcida que los parara. Con ella, en cambio, era distinto: la felicidad que me venía de la señora Ph(i)Nko era al mismo tiempo la de esconderme yo puntiforme en ella, y la de protegerla a ella puntiforme en mí, era contemplación viciosa (dada la promiscuidad del converger puntiforme de todos en ella) y al mismo tiempo casta (dada la impenetrabilidad puntiforme de ella). En una palabra, ¿qué más podía pedir?

    Y todo esto, así como era cierto para mí, valía también para cada uno de los otros. Y para ella: contenía y era contenida con la misma alegría, y nos acogía y amaba y habitaba a todos por igual.

    Estábamos tan bien todos juntos, tan bien, que algo extraordinario tenía que suceder. Bastó que en cierto momento ella dijese: –¡Muchachos, si tuviera un poco de espacio, cómo me gustaría amasarles unos tallarines! –Y en aquel momento todos pensamos en el espacio que hubieran ocupado los redondos brazos de ella moviéndose adelante y atrás con el rodillo sobre la lámina de masa, el pecho de ella bajando lentamente sobre el gran montón de harina y huevos que llenaba la ancha tabla de amasar mientras sus brazos amasaban, amasaban, blancos y untados de aceite hasta el codo; pensamos en el espacio que hubiera ocupado la harina, y el trigo para hacer la harina, y los campos para cultivar el trigo, y las montañas de las que bajaba el agua para regar los campos, y los pastos para los rebaños de terneras que darían la carne para la salsa; en el espacio que sería necesario para que el Sol llegase con sus rayos a madurar el trigo; en el espacio para que de las nubes de gases estelares el Sol se condensara y ardiera; en la cantidad de estrellas y galaxias y aglomeraciones galácticas en fuga por el espacio que serían necesarias para tener suspendida cada galaxia, cada nebulosa, cada sol, cada planeta, y en el mismo momento de pensarlo ese espacio infatigablemente se formaba, en el mismo momento en que la señora Ph(i)Nko pronunciaba sus palabras: –...los tallarines, ¡eh, muchachos!–; el punto que la contenía a ella y a todos nosotros se expandía en una irradiación de distancias de años–luz y siglos–luz y millones de milenios–luz, y nosotros lanzados a las cuatro puntas del Universo (el señor Pbert Pberd hasta Pavía), ella disuelta en no sé qué especie de energía luz calor, ella, la señora Ph(i)Nko, la que en medio de nuestro cerrado mundo mezquino había sido capaz de un impulso generoso, el primer "¡Muchachos, qué tallarines les serviría!", un verdadero impulso de amor general, dando comienzo a la vez al concepto de espacio y al espacio propiamente dicho, y al tiempo, y a la gravitación universal, y al universo gravitante, haciendo posibles millones de soles, y de planetas, y de campos de trigo, y de señoras Ph(i)Nko dispersas por los continentes de los planetas que amasan con los brazos untados y generosos y enharinados y desde aquel momento perdida y nosotros llorándola.
     
  15. chipi-chipi

    chipi-chipi Donax denticulatus

    hola :happy:

    ya los lei todos :happy:

    son muy buenos :happy:

    voy a ve si encuentro uno bien fino pa ponelo :5-okey: