Refranes, poesías y versos sobre el huerto y hortalizas

Tema en 'Varios temas de horticultura' comenzado por Pepito Perez Pinzon, 28/3/08.

  1. elermitaño

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    Re: EL HUERTO Y SUS PRODUCTOS EN VERSO

    De Javier del Granado.

    LA TRILLA

    En ronda por los peñascos
    que el agua talló en cantares,
    el viento robó la flauta
    de las torcazas del valle,
    y perpetuó la promesa
    del sol en blondos oleajes.

    Madura de espera y trinos
    la mies sintió desgajarse
    y el oro de los crepúsculos
    se derramó en los trigales.

    Canción de espigas y estrellas
    la noche sembró en el aire,
    y destrenzando de sombras
    su cabellera ondulante,
    cubrió los campos dormidos
    bajo el tupido follaje.

    Amaneció el rancherío
    soleado de palomares,
    y los labriegos partieron
    para segar madrigales,
    aprisionando en sus ponchos
    la llijlla de los celajes
    y el vellocino de oro
    de las majadas solares.

    Humedecida de auroras
    cayó la mies palpitante,
    sobre la tierra olorosa
    que la nutrió con su sangre,
    y enloquecidas las hoces
    por el temblor de su carne,
    desmelenaron rastrojos
    y agavillaron romances.

    Bruñendo de oro la espalda
    de los vallunos jadeantes,
    rodó en cascada de gemas
    el áureo penacho de haces;
    y apilonada la torre
    de espigas crepusculares,
    se enroscó el sol en las eras
    estrangulando la tarde.

    Por las callejas del pueblo
    gimió el charango galante,
    y un remolino de coplas
    revoloteó en espirales
    sobre los túrgidos senos
    de las zagalas errantes,
    que enfloran de primavera
    su estampa de líneas gráciles.

    ¡Qué olor de huerto llovido
    tienen los muslos fugaces,
    cuando se rinde la moza
    como una flor de romance,
    y la era guarda el secreto
    lunado de los amantes!

    Otoño cuajó en el cielo
    la sangre de los rosales,

    y salpicando rocío
    de trinos sobre el paisaje,
    una alborada de pájaros
    se desgajó de los sauces.

    Gemía el viento en el bronco
    pututo de los menguantes;
    izaba el sol en las cumbres
    su luminoso estandarte,
    y atropellando la pampa
    como un tropel de huracanes,
    pasó entre nubes de tierra
    la caballada piafante.

    Ebrios de sol y guarapo
    gritaban los caporales,
    y hundiendo las roncadoras
    en los nerviosos ijares,
    alborotaron los jacos
    con el rebenque chasqueante.

    Salpicó polvo de estrellas
    de los lucientes herrajes,
    y en una tromba de espuma
    giraron los animales,
    desmenuzando las parvas
    en rutilar de collares.

    Rasgó un relámpago de oro
    la Pajcha de agua espumante,
    y las imillas del ayllu
    en danza con los gañanes,
    ciñeron la era en sortija
    de brazos primaverales.

    Trillada la última curva
    del ruedo de gavillares,
    desnudó el viento la paja
    con las horquetas punzantes,
    y relumbró entre sus manos
    el seno de los trigales.

    Cargado por los nativos
    sobre un hualucu rampante,
    se irguió el Apóstol Santiago
    capitaneando los aires,
    y desfilaron los indios
    bajo los arcos fragantes,
    challando la Pachamama
    con misteriosos rituales.

    Bebió la tierra en el cuenco
    de la encañada radiante,
    y el jilakata más viejo
    clavó una cruz de pallares,
    sobre la cúpula de oro
    cuajada de trinos de ave.

    Y al rudo trueno del bombo
    preñado de tempestades,
    sangró en las quenas nativas
    el corazón de los Andes.
     
  2. elermitaño

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    Re: EL HUERTO Y SUS PRODUCTOS EN VERSO

    De Miguel Hernández:


    Elegía a Ramón Sijé​


    Yo quiero ser llorando el hortelano
    de la tierra que ocupas y estercolas,
    compañero del alma, tan temprano.

    Alimentando lluvias, caracolas
    y órganos mi dolor sin instrumento.
    a las desalentadas amapolas

    daré tu corazón por alimento.
    Tanto dolor se agrupa en mi costado,
    que por doler me duele hasta el aliento.

    Un manotazo duro, un golpe helado,
    un hachazo invisible y homicida,
    un empujón brutal te ha derribado.

    No hay extensión más grande que mi herida,
    lloro mi desventura y sus conjuntos
    y siento más tu muerte que mi vida.

    Ando sobre rastrojos de difuntos,
    y sin calor de nadie y sin consuelo
    voy de mi corazón a mis asuntos.

    Temprano levantó la muerte el vuelo,
    temprano madrugó la madrugada,
    temprano estás rodando por el suelo.

    No perdono a la muerte enamorada,
    no perdono a la vida desatenta,
    no perdono a la tierra ni a la nada.

    En mis manos levanto una tormenta
    de piedras, rayos y hachas estridentes
    sedienta de catástrofes y hambrienta.

    Quiero escarbar la tierra con los dientes,
    quiero apartar la tierra parte a parte
    a dentelladas secas y calientes.

    Quiero minar la tierra hasta encontrarte
    y besarte la noble calavera
    y desamordazarte y regresarte.

    Volverás a mi huerto y a mi higuera:
    por los altos andamios de las flores
    pajareará tu alma colmenera

    de angelicales ceras y labores.
    Volverás al arrullo de las rejas
    de los enamorados labradores.

    Alegrarás la sombra de mis cejas,
    y tu sangre se irán a cada lado
    disputando tu novia y las abejas.

    Tu corazón, ya terciopelo ajado,
    llama a un campo de almendras espumosas
    mi avariciosa voz de enamorado.

    A las aladas almas de las rosas
    del almendro de nata te requiero,
    que tenemos que hablar de muchas cosas,
    compañero del alma, compañero.​


    ¡Saludos! :5-okey:
     
  3. elermitaño

    elermitaño veritas viae finis est

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    Re: EL HUERTO Y SUS PRODUCTOS EN VERSO

    De Pablo Neruda:

    ODA A LA CEBOLLA

    Cebolla
    luminosa redoma,
    pétalo a pétalo
    se formó tu hermosura,
    escamas de cristal te acrecentaron
    y en el secreto de la tierra oscura
    se redondeó tu vientre de rocío.
    Bajo la tierra
    fue el milagro
    y cuando apareció
    tu torpe tallo verde,
    y nacieron
    tus hojas como espadas en el huerto,
    la tierra acumuló su poderío
    mostrando tu desnuda transparencia,
    y como en Afrodita el mar remoto
    duplicó la magnolia
    levantando sus senos,
    la tierra
    así te hizo,
    cebolla,
    clara como un planeta,
    y destinada
    a relucir,
    constelación constante,
    redonda rosa de agua,
    sobre
    la mesa
    de las pobres gentes.

    Generosa
    deshaces
    tu globo de frescura
    en la consumación
    ferviente de la olla,
    y el jirón de cristal
    al calor encendido del aceite
    se transforma en rizada pluma de oro.

    También recordaré cómo fecunda
    tu influencia el amor de la ensalada
    y parece que el cielo contribuye
    dándote fina forma de granizo
    a celebrar tu claridad picada
    sobre los hemisferios de un tomate.
    Pero al alcance
    de las manos del pueblo,
    regada con aceite,
    espolvoreada
    con un poco de sal,
    matas el hambre
    del jornalero en el duro camino.
    Estrella de los pobres,
    hada madrina
    envuelta
    en delicado
    papel, sales del suelo,
    eterna, intacta, pura
    como semilla de astro,
    y al cortarte
    el cuchillo en la cocina
    sube la única lágrima
    sin pena.
    Nos hiciste llorar sin afligirnos.

    Yo cuanto existe celebré, cebolla,
    pero para mí eres
    más hermosa que un ave
    de plumas cegadoras,
    eres para mis ojos
    globo celeste, copa de platino,
    baile inmóvil
    de anémona nevada

    y vive la fragancia de la tierra
    en tu naturaleza cristalina.
     
  4. elermitaño

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    Re: EL HUERTO Y SUS PRODUCTOS EN VERSO

    También de Neruda:

    ODA A LAS PAPAS FRITAS

    Chisporrotea
    en el aceite
    hirviendo
    la alegría
    del mundo:
    las papas
    fritas
    entran
    en la sartén
    como nevadas
    plumas
    de cisne
    matutino
    y salen
    semidoradas por el crepitante
    ámbar de las olivas.

    El ajo
    les añade
    su terrenal fragancia,
    la pimienta,
    polen que atravesó los arrecifes,
    y
    vestidas
    de nuevo
    con traje de marfil, llenan el plato
    con la repetición de su abundancia
    y su sabrosa sencillez de tierra.
     
  5. elermitaño

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    Re: EL HUERTO Y SUS PRODUCTOS EN VERSO

    De Baltasar del Alcázar:

    TRES COSAS

    Tres cosas me tienen preso
    de amores el corazón,
    la bella Inés, el jamón,
    y berenjenas con queso.

    Esta Inés, amante, es
    quien tuvo en mí tal poder,
    que me hizo aborrecer
    todo lo que no era Inés.
    Trájome un año sin seso,
    hasta que en una ocasión
    me dio a merendar jamón
    y berenjenas con queso.

    Fue de Inés la primer palma;
    pero ya juzgarse ha mal
    entre todos ellos cuál
    tiene más parte en mi alma.
    En gusto, medida y peso
    no le hallo distinción:
    ya quiero Inés, ya jamón,
    ya berenjenas con queso.

    Alega Inés su bondad,
    el jamón que es de Aracena,
    el queso y la berenjena
    la española antigüidad.
    Y está tan en fiel el peso
    que, juzgado sin pasión,
    todo es uno, Inés, jamón,
    y berenjenas con queso.

    A lo menos este trato
    destos mis nuevos amores
    hará que Inés sus favores
    nos los venda más barato.
    Pues tendrá por contrapeso
    si no hiciere razón,
    una lonja de jamón
    y berenjenas con queso.


    ¡Saludos!:5-okey:
     
  6. elermitaño

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    Re: EL HUERTO Y SUS PRODUCTOS EN VERSO

    Una estrofa del poema Didáctica de la Alegría,
    de Leopoldo Marechal

    [...]
    Comerás las verduras de tu huerto,
    sin repudiar el haba como los pitagóricos.
    Una lechuga, dos acelgas,
    una manzana y un limón
    te dan las mismas calorías
    de un buen pedazo de ternera.
    Con todo, no rechaces un lomo de novillo
    por temor de que el alma de tu abuela
    se haya encarnado en ese pastoril animal.
    Tales encarnaciones repugnan al Demiurgo:
    Elbiamor, no se ha visto ni ha de verse jamás
    que un hombre habite dentro de un caballo.
    Lo más triste y usual es que un caballo
    se nos meta en el hombre.
    [...]


    ¡Saludos! :5-okey:
     
  7. elermitaño

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    Re: EL HUERTO Y SUS PRODUCTOS EN VERSO

    Nuevamente, Pablo Neruda :happy:

    ODA A LA ALCACHOFA

    La alcachofa
    de tierno corazón
    se vistió de guerrero,
    erecta, construyó
    una pequeña cúpula,
    se mantuvo
    impermeable
    bajo
    sus escamas,
    a su lado
    los vegetales locos
    se encresparon,
    se hicieron
    zarcillos, espadañas,
    bulbos conmovedores,
    en el subsuelo
    durmió la zanahoria
    de bigotes rojos,
    la viña
    resecó los sarmientos
    por donde sube el vino,
    la col
    se dedicó
    a probarse faldas,
    el orégano
    a perfumar el mundo,
    y la dulce
    alcachofa
    allí en el huerto,
    vestida de guerrero,
    bruñida
    como una granada,
    orgullosa,
    y un día
    una con otra
    en grandes cestos
    de mimbre, caminó
    por el mercado
    a realizar su sueño:
    la milicia.
    En hileras
    nunca fue tan marcial
    como en la feria,
    los hombres
    entre las legumbres
    con sus camisas blancas
    eran
    mariscales
    de las alcachofas,
    las filas apretadas,
    las voces de comando,
    y la detonación
    de una caja que cae,
    pero
    entonces
    viene
    María
    con su cesto,
    escoge
    una alcachofa,
    no le teme,
    la examina, la observa
    contra la luz como si fuera un huevo,
    la compra,
    la confunde
    en su bolsa
    con un par de zapatos,
    con un repollo y una
    botella
    de vinagre
    hasta
    que entrando a la cocina
    la sumerge en la olla.
    Así termina
    en paz
    esta carrera
    del vegetal armado
    que se llama alcachofa,
    luego
    escama por escama
    desvestimos
    la delicia
    y comemos
    la pacífica pasta
    de su corazón verde.

    ¡Saludos!
     
  8. elermitaño

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    De Eliana Segura Vega:

    REGRESIONES

    Siempre voy y vengo por los tiempos idos
    buscando refugios, esquivando olvidos;
    la infinita trama que pude tejer.
    En la ofrenda diaria hubo tantas manos
    generosas, francas con amor de hermanos
    en cuyo báculo yo pude crecer.

    Memoricé trayectos , al jardín , al huerto;
    las verduras frescas y el jazmín abierto;
    la lluvia y el viento por el corredor
    Mi madre el músculo, campesina dura
    guiaba la casa con toda soltura
    Mi padre en ideas era un vencedor.

    Mi barrio y sus calles, tapiz de adoquines
    Miraban al valle, de ahí a los confines
    Entraban carretas y el viejo pregón:
    “sandiítas frescas”; olor y dulzura
    Venían de lejos con el alma pura
    Fueron del verano la feliz canción.

    Y creció mi mundo camino a la escuela
    Amigas y juegos. Primera candela
    donde la maestra me enseñó a leer.
    Aún me sonríe cuando la recuerdo
    En los nuevos libros le pido su acuerdo
    Parece que juntas vamos por doquier.

    En algún recodo me nació el misterio
    El viejo dilema: “la vida y su imperio”
    A través de Cristo traduje el por qué
    Abracé principios y me hice obrera
    de la misma causa que el Señor me diera
    Con esa oriflama talvez moriré.

    Pero hay otras voces tocándome el alma
    Hoy son melodías en horas de calma
    Ayer la locura de mi corazón
    De aquellas historias románticas, bellas
    que guardo dormidas , perduran estrellas
    lumbre de mis sombras , toda mi razón.

    Regreso a las cumbres surgen los momentos
    Y todo el encanto de dos nacimientos
    Bendijo mi vientre fecunda bondad
    y ya hubo más nidos del árbol añoso
    crecieron espigas ,retoños hermosos
    multiplicó mieses mi gran heredad.

    Siempre voy y vengo por ayeres idos
    Donde se han quedado mis seres queridos
     
  9. elermitaño

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    Re: EL HUERTO Y SUS PRODUCTOS EN VERSO

    Uno propio y sobre la marcha...

    Dudando de mí

    En este rincón frío y oscuro
    pienso en qué ha de ser lo siguiente
    que pase, mas no sé cuán puro
    es el valor de la simiente
    y no hay desdicha mayor ni mas duro
    golpe, que el huerto sea una seca fuente

    Y mis lágrimas no sepan saciar esa sed de mis plantas.
    Y mi fuerza me deje y no pueda verte.
    Y mi ser se vaya, olvidándome quererte.
    Tierra labrada, que al amanecer del año te levantas.

    Muy buenas noches a tod@s :beso:
     
  10. elermitaño

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    Re: EL HUERTO Y SUS PRODUCTOS EN VERSO

    Escucho ya el ruido de la azada
    destrozando raíces harapientas
    A la abuela, haciendo la colada
    Al hijo preparando sementeras

    Deshacense los hielos de las sombras.
    Crece el sol y las hierbas nuevas
    Despuntan ya los ajos a solas
    Arrancan ya las coles tiernas

    Y nace esa sensación sincera
    Indescriptible
    Ese aroma inconfundible
    Que anuncia ya la primavera
     
  11. elermitaño

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    Re: EL HUERTO Y SUS PRODUCTOS EN VERSO

    Una lazada tras otra
    la luz no llega
    Oscuridad de otoño.

    Despierta con el crepitar
    de las hojas
    en el huerto vacío
    Un rumor amargo
    que de tí se despoja

    Tras la larga y tensa espera
    de hielo, de frío
    Descubre su corazón blanco
    la escarola
     
  12. elermitaño

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    Re: EL HUERTO Y SUS PRODUCTOS EN VERSO

    (fácil) ;)
    Adivinanza

    Blanca y firme...
    Asi debe ser
    tu flor escondida
    entre el verde follaje.

    Entrecocida te conservo
    En diez minutos lista;
    al vapor
    siempre mejor.

    En poco mas nauseabunda,
    hediendo a azufre
    como recién salida
    del infierno de las hortalizas
     
  13. elermitaño

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    Sigamos recopilando... ésta me encanta.

    De Miguel Hernández:

    EL SILBO DE AFIRMACIÓN EN LA ALDEA

    Alto soy de mirar a las palmeras,
    rudo de convivir con las montañas...
    Yo me vi bajo y blando en las aceras
    de una ciudad espléndida de arañas.
    Difíciles barrancos de escaleras,
    calladas cataratas de ascensores,
    ¡qué impresión de vacío!,
    ocupaban el puesto de mis flores,
    los aires de mis aires y mi río.

    Yo vi lo más notable de lo mío
    llevado del demonio, y Dios ausente.
    Yo te tuve en el lejos del olvido,
    aldea, huerto, fuente
    en que me vi al descuido:
    huerto, donde me hallé la mejor vida,
    aldea, donde al aire y libremente,
    en una paz meé larga y tendida.

    Pero volví en seguida
    mi atención a las puras existencias
    de mi retiro hacia mi ausencia atento,
    y todas sus ausencias
    me llenaron de luz el pensamiento.

    Iba mi pie sin tierra, ¡qué tormento!,
    vacilando en la cera de los pisos,
    con un temor continuo, un sobresalto,
    que aumentaban los timbres, los avisos,
    las alarmas, los hombres y el asfalto.
    ¡Alto!, ¡Alto!, ¡Alto!, ¡Alto!
    ¡Orden!, ¡Orden! ¡Qué altiva
    imposición del orden una mano,
    un color, un sonido!
    Mi cualidad visiva,
    ¡ay!, perdía el sentido.

    Topado por mil senos, embestido
    por más de mil peligros, tentaciones,
    mecánicas jaurías,
    me seguían lujurias y claxones,
    deseos y tranvías.

    ¡Cuánto labio de púrpuras teatrales,
    exageradamente pecadores!
    ¡Cuánto vocabulario de cristales,
    al frenesí llevando los colores
    en una pugna, en una competencia
    de originalidad y de excelencia!
    ¡Qué confusión! ¡Babel de las babeles!
    ¡Gran ciudad!: ¡gran demontre!: ¡gran puñeta!
    ¡el mundo sobre rieles,
    y su desequilibrio en bicicleta!

    Los vicios desdentados, las ancianas
    echándose en las canas rosicleres,
    infamia de las canas,
    y aun buscando sin tuétano placeres.
    Árboles, como locos, enjaulados:
    Alamedas, jardines
    para destuetanarse el mundo; y lados
    de creación ultrajada por orines.

    Huele el macho a jazmines,
    y menos lo que es todo parece
    la hembra oliendo a cuadra y podredumbre.

    ¡Ay, cómo empequeñece
    andar metido en esta muchedumbre!
    ¡Ay!, ¿dónde está mi cumbre,
    mi pureza, y el valle del sesteo
    de mi ganado aquel y su pastura?

    Y miro, y sólo veo
    velocidad de vicio y de locura.
    Todo eléctrico: todo de momento.
    Nada serenidad, paz recogida.
    Eléctrica la luz, la voz, el viento,
    y eléctrica la vida.
    Todo electricidad: todo presteza
    eléctrica: la flor y la sonrisa,
    el orden, la belleza,
    la canción y la prisa.
    Nada es por voluntad de ser, por gana,
    por vocación de ser. ¿Qué hacéis las cosas
    de Dios aquí: la nube, la manzana,
    el borrico, las piedras y las rosas?

    ¡Rascacielos!: ¡qué risa!: ¡rascaleches!
    ¡Qué presunción los manda hasta el retiro
    de Dios! ¿Cuándo será, Señor, que eches
    tanta soberbia abajo de un suspiro?
    ¡Ascensores!: ¡qué rabia! A ver, ¿cuál sube
    a la talla de un monte y sobrepasa
    el perfil de una nube,
    o el cardo, que de místico se abrasa
    en la serrana gracia de la altura?
    ¡Metro!: ¡qué noche oscura
    para el suicidio del que desespera!:
    ¡qué subterránea y vasta gusanera,
    donde se cata y zumba
    la labor y el secreto de la tumba!
    ¡Asfalto!: ¡qué impiedad para mi planta!
    ¡Ay, qué de menos echa
    el tacto de mi pie mundos de arcilla
    cuyo contacto imanta,
    paisajes de cosecha,
    caricias y tropiezos de semilla!

    ¡Ay, no encuentro, no encuentro
    la plenitud del mundo en este centro!
    En los naranjos dulces de mi río,
    asombros de oro en estas latitudes,
    oh ciudad cojitranca, desvarío,
    sólo abarca mi mano plenitudes.
    No concuerdo con todas estas cosas
    de escaparate y de bisutería:
    entre sus variedades procelosas,
    es la persona mía,
    como el árbol, un triste anacronismo.
    Y el triste de mí mismo,
    sale por su alegría,
    que se quedó en el mayo de mi huerto,
    de este urbano bullicio
    donde no estoy de mí seguro cierto,
    y es pormayor la vida como el vicio.

    * * *

    He medio boquiabierto
    la soledad cerrada de mi huerto.
    He regado las plantas:
    las de mis pies impuras y otras santas,
    en la sequía breve de mi ausencia
    por nadie reemplazada. Se derrama,
    rogándome asistencia,
    el limonero al suelo, ya cansino,
    de tanto agrio picudo.
    En el miembro desnudo de una rama,
    se le ve al ave el trino
    recóndito, desnudo.

    Aquí la vida es pormenor: hormiga,
    muerte, cariño, pena,
    piedra, horizonte, río, luz, espiga,
    vidrio, surco y arena.
    Aquí está la basura
    en las calles, y no en los corazones.
    Aquí todo se sabe y se murmura:
    No puede haber oculta la criatura
    mala, y menos las malas intenciones.

    Nace un niño, y entera
    la madre a todo el mundo del contorno.
    Hay pimentón tendido en la ladera,
    hay pan dentro del horno,
    y el olor llena el ámbito, rebasa
    los límites del marco de las puertas,
    penetra en toda la casa
    y panifica el aire de las huertas.

    Con una paz de aceite derramado,
    enciende el río un lado y otro lado
    de su imposible, por eterna, huida.
    Como una miel muy lenta destilada,
    por la serenidad de su caída
    sube la luz a las palmeras: cada
    palmera se disputa
    la soledad suprema de los vientos,
    la delicada gloria de la fruta
    y la supremacía
    de la elegancia de los movimientos
    en la más venturosa geografía.

    Está el agua que trina de tan fría
    en la pila y la alberca
    donde aprendí a nadar. Están los pavos,
    la Navidad se acerca,
    explotando de broma en los tapiales,
    con los desplantes y los gestos bravos
    y las barbas con ramos de corales.
    Las venas manantiales
    de mi pozo serrano
    me dan, en el pozal que les envío,
    pureza y lustración para la mano,
    para la tierra seca amor y frío.

    Haciendo el hortelano,
    hoy en este solaz de regadío
    de mi huerto me quedo.
    No quiero más ciudad, que me reduce
    su visión, y su mundo me da miedo.

    ¡Cómo el limón reluce
    encima de mi frente y la descansa!
    ¡Cómo apunta en el cruce
    de la luz y la tierra el lilio puro!
    Se combate la pita, y se remansa
    el perejil en un aparte oscuro.
    Hay az'har, ¡qué osadía de la nieve!
    y estamos en diciembre, que hasta enero,
    a oler, lucir y porfiar se atreve
    en el alrededor del limonero.

    Lo que haya de venir, aquí lo espero
    cultivando el romero y la pobreza.
    Aquí de nuevo empieza
    el orden, se reanuda
    el reposo, por yerros alterado,
    mi vida humilde, y por humilde, muda.
    Y Dios dirá, que está siempre callado.
     
  14. Angel y su nieta

    Angel y su nieta

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  15. Re: EL HUERTO Y SUS PRODUCTOS EN VERSO

    Me podias decir, como pasar fotos de picasa al foro:beso: :icon_redface: