Versos que al viento se van

Sentado,
no sé lo que siento...
Sin sentimiento
Sin ser

Levantado,
no sé hacia dónde me elevo...
Sin levedad
Sin ley

Siento que me elevo
y elevo el sentimiento
hacia el ser
que soy
o seré...

Sin saber
lo que quiero
o lo que haré
Después...

No sé,
lo siento​

 

Mi imaginación no puede volar
si no estás a mi lado,
compañero...

Dame, te pido las alas
que te ayudaron a despegar;
a salir de aquel oscuro pozo
de soledad

Sólo puedo ofrecerte mi vida,
tuya es desde ya.
Allá donde mires
y cuando busques un apoyo
siempre me hallarás

***

-¿Dame?, pero ¿qué es eso?
Eso no se pide jamás;
soy yo quien te ofrezco sincero
mi eterna amistad

​

 

Hoy soy silencio,
sordo murmullo en la oscuridad de mi ser.
Esquivo como un gamo perseguido
por oscuros lobos de sangrientas fauces.
No me buscan por mi carne, que es
mi espíritu de libertad
lo que ansían encontrar
con el único afán de despedazarlo
a dentelladas, de moral vacías.

Tumba podrida son sus gargantas,
aullando lúgubres cantinelas se delatan
como lo que són, y espantan
incluso a la carroña que a sus pies salta
de alegría por la victoria que cantan.

Ganarán mi vida en este mundo
Que no mi alma,
lo sé.
Pero que lo pagarán en el otro
me queda claro
también.

La verdad es el final de mi camino
La justicia el bastón de mi destino
Final.​

 

Hastiada tengo el alma de mirar,
de buscarte entre la niebla
sin razón;
Luz de mi mundo
y mi corazón.

Y aún en esta hora, sigilosa,
sigue mi esperanza presurosa,
afanando ufana en encontrarte
Niña hermosa
de León.
​

 

En la noche, de mi apartada
estabas tú.
Con las caricias de la mañana
me fui al sur.
Por ver si te encontraba
bajo el cielo azul.

Y allí no di contigo,
y no desfallezco en mi búsqueda.
Pues hay algo grande que me impulsa,
algo hermoso
que se vislumbra
por fin...

Tu luz
en mi oscuridad,
da señales de tu ausencia
Y firme, ansía
tu amor,
tu compañía.

Y una última vez,
antes de irnos,
juntos por siempre,
descubrir a tu lado
que un mundo diferente
y lleno de vida
sólo es posible
gracias a tí.​

 

***
Y el cielo alumbró
caricias leves, fragancias llenas
de un dulzor espiritual.
Miel y néctar que los Dioses del Olimpo
derramaron, gota a gota
sobre tí; reina
de las flores sin igual​

 

Prestamente te persigo en mis noches
y nunca doy contigo.
Eres la pieza que hace que mi reloj funcione
y marque la hora de nuestro amor
sin medida...
y el tiempo se detenga
cuando estás conmigo...
y cantamos aquellas liras de juventud
que ya olvidamos hace tanto...

Tanto te quiero que pierdo por ti toda fe
porque tú eres mi religión verdadera
la única que merece la pena
seguir hasta mas allá de la muerte
aunque signifique la condena para siempre...
dulce será tal condena estando a tu lado.

Si antes no lo dije
ahora lo hago
querida mía
mi vida:
Te amo.​

 

Llueve en tu mirada si me mira
traspasando mi alma con tus lloros.
Mi corazón, al escuchar tus coros
doliente de amargura se retira

al terreno del silencio; y la lira
con sus cuerdas, rasgadas por los poros
de tu piel, dulce España de los toros,
descubren un adagio y una pira.

Y no sé si cantarte u olvidarte
allí donde perdiste la ocasión
de ser tú por siempre alguna parte

de un poema digno de inspiración,
de un canto maravilloso de arte,
poesía de tu historia y mi razón.​

 

Partiendo desde otro punto de vista
imagino un paisaje del ocaso
y una vida, que pasan sin retraso,
formando triste parte de una lista

De lazos escondidos en la pista,
De un disparo certero, que si acaso
tu alma no atraviesa con su paso
grave es el sufrimiento que conquista.

¡Oh tú!, ¡mi pobre y herido animal!
A quien despiadadas bestias persiguen,
Buscando sólo tu cuerpo carnal

Escóndete a mi lado y cuando liguen
las cuerdas que les he tendido, mal
van a salir de la horca, que siguen.​

 

ROMERÍA

Suben las colinas de tus andares
caminando por tus prados en flor.
Juntas las manos, dándose calor;
inmersos en los mas profundos mares.

Aguas eternas, tranquilos lugares
que sirven de reposo del dolor
y fluyen serenas hacia el amor
que desprenden tus piedras, tus sillares.

Y a tí, mi señora, virgen del alma
elevo mis rezos desde la sierra
sujetando la cuerda de mi calma

y de mi pendón, que fija y encierra
esa parte de mi ser que en la palma
de tu mano está ¡Oh, gran Castrotierra!​

 

Eventual imagen
de un cuerpo desgastado por la edad
cuadro de pintura egregia
carcomido por el gusano del tiempo
que inexorable
sigue profundizando galerías;
sin detenerse ante tu faz,
sin mirarte cuando recostada,
henchida de orgullo derrotado,
ensimismada...
Triste y cansada sombra
de lo que alguna vez pudo ser
y jamás sucedió

Mi deshonrosa parábola sin sentimiento
no puede herirte
pero no intenta aferrarse a tí
ni describirte tal
y como creiste que fuiste
fuera de toda verdad

Ancianidad de una vida desaprovechada
Triste final​

 

SOY TU POLILLA

Ansío tu luz como las mariposas en la noche,
sin miedo al fuego que hay detrás.
Soy un Ícaro que soberbio
vuela en torno a tí,
intentando salir de mi laberinto
de ideas vanas,
que pugnan por salir
y encontrar su sitio a tu lado,
sin importarme lo que pienses tú de mí.​

 

EFÍMERA FLOR DE LA VIDA

Tendrán tus pétalos ese sabor
dulce de primavera que se aleja,
sabrán los tallos esa moraleja
de mis labios que ansían tu color.

Eres tú fragancia de mi dolor;
de mi corazón, que de tí despeja
todas aquellas dudas que mi vieja
conciencia busca detrás de tu amor.

Y pasan los días y tu belleza
sucumbe trágica ante los vientos
no sin antes mostrar tu fortaleza;

símbolo de tu gloria y sentimientos,
expresados con humilde franqueza
que elevan hacia tí mis pensamientos.​

 

LA ESTRELLA QUE ME GUÍA

Un día tras otro espero la vez
de decirte aquellas cosas tan claras
como el agua de lluvia que separas
con esos movimientos de tu tez.

Aclárame cuando pintas de fez
tus ojos, que se clavan como varas
de oro fino, qué viertes en tus aras
mientras nadas en el agua cual pez.

Eres tú, sirena de mis desvelos,
perfecta creación humana, sí.
Musa y diosa de todos mis anhelos

que pierden todo sentido sin tí.
Tú, que vives eterna en el cielo
luz de vida plena serás en mí.​

 

Bastan tres palabras
para cerrar el verso
perfecto.

Aunque claro,
eso siempre depende...
pueden ser menos,
yo qué sé.

***

Desde aquel día
tomé una decisión
en mi corazón,
Seguir tus pasos
por una... ¿razón?
(creo que no):
Eres mi vida.

Te amaré siempre
Aunque no estés.
​