Re: ... de poetas, cuentos y leyendas RIMA X Los invisibles átomos del aire en derredor palpitan y se inflaman, el cielo se deshace en rayos de oro, la tierra se estremece alborozada. Oigo flotando en olas de armonías, rumor de besos y batir de alas; mis párpados se cierran... —¿Qué sucede? ¿Dime? —¡Silencio! ¡Es el amor que pasa! Gustavo Adolfo Bécquer
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas RIMA XXI —¿Qué es poesía?, dices, mientras clavas en mi pupila tu pupila azul, ¡Qué es poesía! ¿Y tú me lo preguntas? Poesía... eres tú. Gustavo Adolfo Bécquer
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas CANCIÓN ÚLTIMA Pintada, no vacía: pintada está mi casa del color de las grandes pasiones y desgracias. Regresará del llanto adonde fue llevada con su desierta mesa con su ruidosa cama. Florecerán los besos sobre las almohadas. Y en torno de los cuerpos elevará la sábana su intensa enredadera nocturna, perfumada. El odio se amortigua detrás de la ventana. Será la garra suave. Dejadme la esperanza. Miguel Hernández
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas LAS MOSCAS Vosotras, las familiares, inevitables golosas, vosotras, moscas vulgares, me evocáis todas las cosas. ¡Oh, viejas moscas voraces como abejas en abril, viejas moscas pertinaces sobre mi calva infantil! ¡Moscas del primer hastío en el salón familiar, las claras tardes de estío en que yo empecé a soñar! Y en la aborrecida escuela, raudas moscas divertidas, perseguidas por amor de lo que vuela, —que todo es volar—, sonoras rebotando en los cristales en los días otoñales... Moscas de todas las horas, de infancia y adolescencia, de mi juventud dorada; de esta segunda inocencia, que da en no creer en nada, de siempre... Moscas vulgares, que de puro familiares no tendréis digno cantor: yo sé que os habéis posado sobre el juguete encantado, sobre el librote cerrado, sobre la carta de amor, sobre los párpados yertos de los muertos. Inevitables golosas, que ni labráis como abejas, ni brilláis cual mariposas; pequeñitas, revoltosas, vosotras, amigas viejas, me evocáis todas las cosas. Antonio Machado
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas PROVERBIOS Y CANTARES - I Nunca perseguí la gloria ni dejar en la memoria de los hombres mi canción; yo amo los mundos sutiles, ingrávidos y gentiles como pompas de jabón. Me gusta verlos pintarse de sol y grana, volar bajo el cielo azul, temblar súbitmente y quebrarse. Antonio Machado PROVERBIOS Y CANTARES - I Nunca perseguí la gloria ni dejar en la memoria de los hombres mi canción; yo amo los mundos sutiles, ingrávidos y gentiles como pompas de jabón. Me gusta verlos pintarse de sol y grana, volar bajo el cielo azul, temblar súbitmente y quebrarse. Antonio Machado
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas Yo voy soñando caminos de la tarde. ¡Las colinas doradas, los verdes pinos, las polvorientas encinas!... ¿Adónde el camino irá? Yo voy cantando, viajero, a lo largo del sendero... —La tarde cayendo está—. En el corazón tenía la espina de una pasión; logré arrancármela un día; ya no siento el corazón. Y todo el campo un momento se queda, mudo y sombrío, meditando. Suena el viento en los álamos del río. La tarde más se oscurece; y el camino se serpea y débilmente blanquea, se enturbia y desaparece. Mi cantar vuelve a plañir: Aguda espina dorada, quién te volviera a sentir en el corazón clavada. Antonio Machado
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas Hola, ya leeré todas las poesías. Dejo una de María Monvel, chilena, 1929. MARINEROS. Cuando los veo venir blancos, erguidos, ligeros quisiera ser un momento la novia de un marinero. Dulce de verle ha de ser después de tan largo tiempo y al abrazarle, abrazar continentes y hemisferios. Agridulces deben ser los besos del marinero: salpicaduras de mar en los labios entreabiertos. Fruto de todos los climas el amor del marinero, soleado del mejor sol, oreado al mejor invierno. ¡Estrechar entre sus brazos al que dirige los vientos y cuando quiere, los unce al carro de su velero! El sol aclaró su tez y destiñó sus cabellos. ¡Oh! la delicia de amar al más rubio marinero! ¡Oh! el sabor a continentes que ha de haber entre sus besos y el olor a algas marinas que ha de poseer su cuerpo! Amantes de las sirenas deben ser los marineros, por eso llevan los ojos reteñidos de misterio.. . Un momento nada más, tocar sus rubios cabellos, besar su boca agridulce, ser novia de un marinero!
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas hola Anveri!!!My bonito! Va el Capítulo 9 de El Principito de Antoine Saint Exupéry 9 Creo que el principito aprovechó la migración de una bandada de pájaros silvestres para su evasión. La mañana de la partida, puso en orden el planeta. Deshollinó cuidadosamente sus volcanes en actividad, de los cuales poseía dos, que le eran muy útiles para calentar el desayuno todas las mañanas. Tenía, además, un volcán extinguido. Deshollinó también el volcán extinguido, pues, como él decía, nunca se sabe lo que puede ocurrir. Si los volcanes están bien deshollinados, arden sus erupciones, lenta y regularmente. Las erupciones volcánicas son como el fuego de nuestras chimeneas. Es evidente que en nuestra Tierra no hay posibilidad de deshollinar los volcanes; los hombres somos demasiado pequeños. Por eso nos dan tantos disgustos. El principito arrancó también con un poco de melancolía los últimos brotes de baobabs. Creía que no iba a volver nunca. Pero todos aquellos trabajos le parecieron aquella mañana extremadamente dulces. Y cuando regó por última vez la flor y se dispuso a ponerla al abrigo del globo, descubrió que tenia deseos de llorar. -Adiós -le dijo a la flor. Esta no respondió. -Adiós -repitió el principito. La flor tosió, pero no porque estuviera resfriada. -He sido una tonta -le dijo al fin la flor-. Perdóname. Procura ser feliz. Se sorprendió por la ausencia de reproches y quedó desconcertado, con el globo en la mano, no comprendiendo esta tranquila mansedumbre. -Sí, yo te quiero -le dijo la flor-, ha sido culpa mía que tú no lo sepas; pero eso no tiene importancia. Y tú has sido tan tonto como yo. Trata de ser feliz. . . Y suelta de una vez ese globo; ya no lo quiero. -Pero el viento... -No estoy tan resfriada como para... El aire fresco de la noche me hará bien. Soy una flor. -Y los animales... -Será necesario que soporte dos o tres orugas, si quiero conocer las mariposas; creo que son muy hermosas. Si no ¿quién vendrá a visitarme? Tú estarás muy lejos. En cuanto a las fieras, no las temo: yo tengo mis garras. Y le mostraba ingenuamente sus cuatro espinas. Luego añadió: -Y no prolongues más tu despedida. Puesto que has decidido partir, vete de una vez. La flor no quería que la viese llorar: era tan orgullosa...
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas SONETO DE LA UNIDAD DEL ALMA Yo que tengo la voz desparramada, yo que tengo el afecto dividido, yo que sobre las cosas he vivido siempre con la memoria derramada; yo que fui por la tierra desolada, yo que fui bajo el cielo prometido con el entendimiento repartido y con la voluntad multiplicada; quiero poner ahora la energía de la memoria, del entendimiento y de la voluntad en armonía con la Memoria que no olvida nunca con el Entendimiento siempre atento y con la Voluntad que no se trunca.
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas ROMANCE DE AQUEL HIJO QUE NO TUVE CONTIGO Hubiera podido ser hermoso como un jacinto con tus ojos y tu boca y tu piel color de trigo, pero con un corazón grande y loco como el mío. Hubiera podido ir, las tardes de los domingos, de mi mano y de la tuya, con su traje de marino, luciendo un ancla en el brazo y en la gorra un nombre antiguo. Hubiera salido a ti en lo dulce y en lo vivo, en lo abierto de la risa y en lo claro del instinto, y a mí... tal vez que saliera en lo triste y en lo lírico, y en esta torpe manera de verlo todo distinto. ¡Ay, qué cuarto con juguetes, amor, hubiera tenido! Tres caballos, dos espadas, un carro verde de pino, un tren con cuatro estaciones, un barco, un pájaro, un nido, y cien soldados de plomo, de plata y oro vestidos. ¡Ay, qué cuarto con juguetes, amor, hubiera tenido! ¿Te acuerdas de aquella tarde, bajo el verde de los pinos, que me dijiste: —¡Qué gloria cuando tengamos un hijo! ? Y temblaba tu cintura como un palomo cautivo, y nueve lunas de sombra brillaban en tu delirio. Yo te escuchaba, distante, entre mis versos perdido, pero sentí por la espalda correr un escalofrío... Y repetí como un eco: «¡Cuando tengamos un hijo!...» Tú, entre sueños, ya cantabas nanas de sierra y tomillo, e ibas lavando pañales por las orillas de un río. Yo, arquitecto de ilusiones levantaba un equilibrio una torre de esperanzas con un balcón de suspiros. ¡Ay, qué gloria, amor, qué gloria cuando tengamos un hijo! En tu cómoda de cedro nuestro ajuar se quedó frío, entre azucena y manzana, entre romero y membrillo. ¡Qué pálidos los encajes, qué sin gracia los vestidos, qué sin olor los pañuelos y qué sin sangre el cariño! Tu velo blanco de novia, por tu olvido y por mi olvido, fue un camino de Santiago, doloroso y amarillo. Tú te has casado con otro, yo con otra hice lo mismo; juramentos y palabras están secos y marchitos en un antiguo almanaque sin sábados ni domingos. Ahora bajas al paseo, rodeada de tus hijos, dando el brazo a... la levita que se pone tu marido. Te llaman doña Manuela, llevas guantes y abanico, y tres papadas te cortan en la garganta el suspiro. Nos saludamos de lejos, como dos desconocidos; tu marido sube y baja la chistera; yo me inclino, y tú sonríes sin gana, de un modo triste y ridículo. Pero yo no me doy cuenta de que hemos envejecido, porque te sigo queriendo igual o más que al principio. Y te veo como entonces, con tu cintura de lirio, un jazmín entre los dientes, de color como el del trigo y aquella voz que decía: «¡Cuando tengamos un hijo!...» Y en esas tardes de lluvia, cuando mueves los bolillos, y yo paso por tu calle con mi pena y con mi libro dices, temblando, entre dientes, arropada en los visillos: «¡Ay, si yo con ese hombre hubiera tenido un hijo!...» Rafael de León
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas El principito de Antoine Saint Exupéry 10 Se encontraba en la región de los asteroides 325, 326, 327, 328, 329 y 330. Para ocuparse en algo e instruirse al mismo tiempo decidió visitarlos. El primero estaba habitado por un rey. El rey, vestido de púrpura y armiño, estaba sentado sobre un trono muy sencillo y, sin embargo, majestuoso. -¡Ah, -exclamó el rey al divisar al principito-, aquí tenemos un súbdito! El principito se preguntó: "¿Cómo es posible que me reconozca si nunca me ha visto?" Ignoraba que para los reyes el mundo está muy simplificado. Todos los hombres son súbditos. -Aproxímate para que te vea mejor -le dijo el rey, que estaba orgulloso de ser por fin el rey de alguien. El principito buscó donde sentarse, pero el planeta estaba ocupado totalmente por el magnífico manto de armiño. Se quedó, pues, de pie, pero como estaba cansado, bostezó. -La etiqueta no permite bostezar en presencia del rey -le dijo el monarca-. Te lo prohíbo. -No he podido evitarlo -respondió el principito muy confuso-, he hecho un viaje muy largo y apenas he dormido... -Entonces -le dijo el rey- te ordeno que bosteces. Hace años que no veo bostezar a nadie. Los bostezos son para mí algo curioso. ¡Vamos, bosteza otra vez, te lo ordeno! -Me da vergüenza... ya no tengo ganas... -dijo el principito enrojeciendo. -¡Hum, hum! -respondió el rey-. ¡Bueno! Te ordeno tan pronto que bosteces y que no bosteces... Tartamudeaba un poco y parecía vejado, pues el rey daba gran importancia a que su autoridad fuese respetada. Era un monarca absoluto, pero como era muy bueno, daba siempre órdenes razonables. Si yo ordenara -decía frecuentemente-, si yo ordenara a un general que se transformara en ave marina y el general no me obedeciese, la culpa no sería del general, sino mía". -¿Puedo sentarme? -preguntó tímidamente el principito. -Te ordeno sentarte -le respondió el rey-, recogiendo majestuosamente un faldón de su manto de armiño. El principito estaba sorprendido. Aquel planeta era tan pequeño que no se explicaba sobre quién podría reinar aquel rey. -Señor -le dijo-, perdóneme si le pregunto... -Te ordeno que me preguntes -se apresuró a decir el rey. -Señor. . . ¿sobre qué ejerce su poder? -Sobre todo -contestó el rey con gran ingenuidad. -¿Sobre todo? El rey, con un gesto sencillo, señaló su planeta, los otros planetas y las estrellas. -¿Sobre todo eso? -volvió a preguntar el principito. -Sobre todo eso. . . -respondió el rey. No era sólo un monarca absoluto, era, además, un monarca universal. -¿Y las estrellas le obedecen? -¡Naturalmente! -le dijo el rey-. Y obedecen en seguida, pues yo no tolero la indisciplina. Un poder semejante dejó maravillado al principito. Si él disfrutara de un poder de tal naturaleza, hubiese podido asistir en el mismo día, no a cuarenta y tres, sino a setenta y dos, a cien, o incluso a doscientas puestas de sol, sin tener necesidad de arrastrar su silla. Y como se sentía un poco triste al recordar su pequeño planeta abandonado, se atrevió a solicitar una gracia al rey: -Me gustaría ver una puesta de sol... Deme ese gusto... Ordénele al sol que se ponga... -Si yo le diera a un general la orden de volar de flor en flor como una mariposa, o de escribir una tragedia, o de transformarse en ave marina y el general no ejecutase la orden recibida ¿de quién sería la culpa, mía o de él? -La culpa sería de usted -le dijo el principito con firmeza. -Exactamente. Sólo hay que pedir a cada uno, lo que cada uno puede dar -continuó el rey. La autoridad se apoya antes que nada en la razón. Si ordenas a tu pueblo que se tire al mar, el pueblo hará la revolución. Yo tengo derecho a exigir obediencia, porque mis órdenes son razonables. -¿Entonces mi puesta de sol? -recordó el principito, que jamás olvidaba su pregunta una vez que la había formulado. -Tendrás tu puesta de sol. La exigiré. Pero, según me dicta mi ciencia gobernante, esperaré que las condiciones sean favorables. -¿Y cuándo será eso? -¡Ejem, ejem! -le respondió el rey, consultando previamente un enorme calendario-, ¡ejem, ejem! será hacia... hacia... será hacia las siete cuarenta. Ya verás cómo se me obedece. El principito bostezó. Lamentaba su puesta de sol frustrada y además se estaba aburriendo ya un poco. -Ya no tengo nada que hacer aquí -le dijo al rey-. Me voy. -No partas -le respondió el rey que se sentía muy orgulloso de tener un súbdito-, no te vayas y te hago ministro. -¿Ministro de qué? -¡De... de justicia! -¡Pero si aquí no hay nadie a quien juzgar! -Eso no se sabe -le dijo el rey-. Nunca he recorrido todo mi reino. Estoy muy viejo y el caminar me cansa. Y como no hay sitio para una carroza... -¡Oh! Pero yo ya he visto. . . -dijo el principito que se inclinó para echar una ojeada al otro lado del planeta-. Allá abajo no hay nadie tampoco. . -Te juzgarás a ti mismo -le respondió el rey-. Es lo más difícil. Es mucho más difícil juzgarse a sí mismo, que juzgar a los otros. Si consigues juzgarte rectamente es que eres un verdadero sabio. -Yo puedo juzgarme a mí mismo en cualquier parte y no tengo necesidad de vivir aquí. -¡Ejem, ejem! Creo -dijo el rey- que en alguna parte del planeta vive una rata vieja; yo la oigo por la noche. Tu podrás juzgar a esta rata vieja. La condenarás a muerte de vez en cuando. Su vida dependería de tu justicia y la indultarás en cada juicio para conservarla, ya que no hay más que una. -A mí no me gusta condenar a muerte a nadie -dijo el principito-. Creo que me voy a marchar. -No -dijo el rey. Pero el principito, que habiendo terminado ya sus preparativos no quiso disgustar al viejo monarca, dijo: -Si Vuestra Majestad deseara ser obedecido puntualmente, podría dar una orden razonable. Podría ordenarme, por ejemplo, partir antes de un minuto. Me parece que las condiciones son favorables... Como el rey no respondiera nada, el principito vaciló primero y con un suspiro emprendió la marcha. -¡Te nombro mi embajador! -se apresuró a gritar el rey. Tenía un aspecto de gran autoridad. "Las personas grandes son muy extrañas", se decía el principito para sí mismo durante el viaje.
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas Dejo esta a ver si Doña Primavera se anima y llega pronto a instalarse por aca... Doña Primavera Doña Primavera viste que es primor, de blanco, tal como limonero en flor. Lleva por sandalias una anchas hojas y por caravanas unas fucsias rojas. ¡Salid a encontrarla por esos caminos! ¡Va loca de soles y loca de trinos! Doña Primavera, de aliento fecundo, se ríe de todas las penas del mundo... No cree al que le hable de las vidas ruines. ¿Cómo va a entenderlas entre los jazmines? ¿Cómo va a entenderlas junto a las fuentes de espejos dorados y cantos ardientes? De la tierra enferma en las hondas grietas, enciende rosales de rojas piruetas. Pone sus encajes, prende sus verduras, en la piedra triste de las sepulturas... Doña Primavera de manos gloriosas, haz que por la vida derramemos rosas: Rosas de alegría, rosas de perdón, rosas de cariño y de abnegación. Gabriela Mistral.
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas hace muchos años alguien me regalo esta historia...me gusto tanto que muchas veces eche mano de ella para hablar con mis alumnos de nuestro ser interior..hoy la comparto con ustedes.Besos! EL PÁJARO DEL ALMA HONDO, MUY HONDO, DENTRO DEL CUERPO HABITA EL ALMA. NADIE LA HA VISTO NUNCA PERO TODOS SABEN QUE EXISTE. Y NO SOLO SABEN QUE EXISTE, SABEN TAMBIÉN LO QUE HAY EN SU INTERIOR. DENTRO DEL ALMA, EN SU CENTRO, ESTA, DE PIE SOBRE UNA SOLA PATA, UN PÁJARO: EL PÁJARO DEL ALMA. EL SIENTE TODO LO QUE NOSOTROS SENTIMOS. CUANDO ALGUIEN NOS HIERE, EL PÁJARO DEL ALMA VAGA POR NUESTRO CUERPO, POR AQUÍ, POR ALLÁ, EN CUALQUIER DIRECCIÓN, AQUEJADO DE FUERTES DOLORES. CUANDO ALGUIEN NOS QUIERE, EL PÁJARO DEL ALMA SALTA, DANDO PEQUEÑOS Y ALEGRES BRINCOS, YENDO Y VINIENDO, ADELANTE Y ATRÁS. CUANDO ALGUIEN NOS LLAMA POR NUESTRO NOMBRE. EL PÁJARO DEL ALMA PRESTA ATENCIÓN A LA VOZ, PARA AVERIGUAR QUE CLASE DE LLAMADA ES ESA. CUANDO ALGUIEN SE ENOJA CON NOSOTROS, EL PÁJARO DEL ALMA SE ENCIERRA EN SI MISMO SILENCIOSO Y TRISTE. Y CUANDO ALGUIEN NOS ABRAZA, EL PÁJARO DEL ALMA, QUE HABITA HONDO, MUY HONDO, DENTRO DEL CUERPO, CRECE, CRECE, HASTA QUE LLENA CASI TODO NUESTRO INTERIOR. A TAL PUNTO LE HACE BIEN EL ABRAZO. DENTRO DEL CUERPO, HONDO, MUY HONDO, HABITA EL ALMA. NADIE LA HA VISTO NUNCA, PERO TODOS SABEN QUE EXISTE. HASTA AHORA NO HA NACIDO HOMBRE SIN ALMA. PORQUE EL ALMA SE INTRODUCE EN NOSOTROS CUANDO NACEMOS, Y NO NOS ABANDONA NI SIQUIERA UNA VEZ MIENTRAS VIVIMOS. COMO EL AIRE QUE EL HOMBRE RESPIRA DESDE SU NACIMIENTO HASTA SU MUERTE. SEGURAMENTE QUIERES SABER DE QUE ESTA HECHO EL PÁJARO DEL ALMA. ¡AH! ES MUY SENCILLO: ESTA HECHO DE CAJONES Y CAJONES PERO ESTOS CAJONES NO SE PUEDEN ABRIR ASÍ NADA MAS. CADA UNO ESTA CERRADO POR UNA LLAVE MUY ESPECIAL. Y ES EL PÁJARO DEL ALMA EL ÚNICO QUE PUEDE ABRIR SUS CAJONES. ¿COMO? TAMBIÉN ESTO ES MUY SENCILLO: CON SU OTRA PATA. EL PÁJARO DEL ALMA ESTA DE PIE SOBRE UNA SOLA PATA; CON LA OTRA -DOBLADA BAJO EL VIENTRE A LA HORA DEL DESCANSO- GIRA LA LLAVE, MOVIENDO LA MANIJA Y TODO LO QUE HAY DENTRO SE ESPARCE POR EL CUERPO. Y COMO TODO LO QUE SENTIMOS TIENE SU PROPIO CAJÓN, EL PÁJARO DEL ALMA TIENE MUCHÍSIMOS CAJONES. UN CAJÓN PARA LA ALEGRÍA Y UN CAJÓN PARA LA TRISTEZA, UN CAJÓN PARA LA ENVIDIA Y UN CAJÓN PARA LA ESPERANZA, UN CAJÓN PARA LA DECEPCIÓN Y UN CAJÓN PARA LA DESESPERACIÓN, UN CAJÓN PARA LA PACIENCIA Y UN CAJÓN PARA LA IMPACIENCIA. TAMBIÉN HAY UN CAJÓN PARA EL ODIO Y OTRO PARA EL ENOJO, Y OTRO PARA LOS MIMOS. UN CAJÓN PARA LA PEREZA Y UN CAJÓN PARA NUESTRO VACÍO, Y UN CAJÓN PARA LOS SECRETOS MAS OCULTOS (ESTE ES UN CAJÓN QUE CASI NUNCA ABRIMOS). Y HAY MAS CAJONES. TAMBIÉN TU PUEDES AÑADIR TODOS LOS QUE QUIERAS. A VECES EL HOMBRE PUEDE ELEGIR Y SEÑALAR AL PÁJARO QUE LLAVES GIRAR Y QUE CAJONES ABRIR. Y A VECES ES EL PÁJARO QUIEN DECIDE. POR EJEMPLO: EL HOMBRE QUIERE CALLAR Y ORDENA AL PÁJARO ABRIR EL CAJÓN DEL SILENCIO; PERO EL PÁJARO, POR SU CUENTA, ABRE EL CAJÓN DE LA VOZ, Y EL HOMBRE HABLA Y HABLA Y HABLA. OTRO EJEMPLO: EL HOMBRE DESEA ESCUCHAR TRANQUILAMENTE, PERO EL PÁJARO ABRE, EN CAMBIO, EL CAJÓN DE LA IMPACIENCIA: Y EL HOMBRE SE IMPACIENTA. Y SUCEDE QUE EL HOMBRE SIN DESEARLO SIENTE CELOS; Y SUCEDE QUE QUIERE AYUDAR Y ES ENTONCES CUANDO ESTORBA. PORQUE EL PÁJARO DEL ALMA NO ES SIEMPRE UN PÁJARO OBEDIENTE Y A VECES CAUSA PENAS... DE TODO ESTO PODEMOS ENTENDER QUE CADA HOMBRE ES DIFERENTE POR EL PÁJARO DEL ALMA QUE LLEVA DENTRO. UN PÁJARO ABRE CADA MAÑANA EL CAJÓN DE LA ALEGRÍA; LA ALEGRÍA SE DESPARRAMA POR EL CUERPO Y EL HOMBRE ESTA DICHOSO. OTRO PÁJARO ABRE, EN CAMBIO, EL CAJÓN DEL ENOJO; EL ENOJO SE DERRAMA Y SE APODERA DE TODO SU SER. Y MIENTRAS EL PÁJARO NO CIERRA EL CAJÓN, EL HOMBRE CONTINUA ENOJADO. UN PÁJARO QUE SE SIENTE MAL, ABRE CAJONES DESAGRADABLES; UN PÁJARO QUE SE SIENTE BIEN, ELIGE CAJONES AGRADABLES. Y LO QUE ES MAS IMPORTANTE: HAY QUE ESCUCHAR ATENTAMENTE AL PÁJARO. PORQUE SUCEDE QUE EL PÁJARO DEL ALMA NOS LLAMA, Y NOSOTROS NO LO OÍMOS. ¡QUE LASTIMA! EL QUIERE HABLARNOS DE NOSOTROS MISMOS, QUIERE PLATICARNOS DE LOS SENTIMIENTOS QUE ENCIERRA EN SUS CAJONES. HAY QUIEN LO ESCUCHA A MENUDO. HAY QUIEN RARA VEZ LO ESCUCHA. Y QUIEN LO ESCUCHA SOLO UNA VEZ. POR ESO ES CONVENIENTE YA TARDE, EN LA NOCHE, CUANDO TODO ESTA EN SILENCIO, ESCUCHAR AL PÁJARO DEL ALMA QUE HABITA EN NUESTRO INTERIOR, HONDO, MUY HONDO, DENTRO DEL CUERPO. MIJAL SNUNIT
Re: ... de poetas, cuentos y leyendas Dejo una foto de Gabriela Mistral, Alfonsina Storni y Juana de Ibarbourou, que sin duda ustedes han visto. Ahora un poema, para que nos acompañe por la alocada ciudad y podamos resistir pensando en un bosque y el misterio que genera el silbido de un desconocido... Un desconocido silba en el bosque. Jorge Teillier Un desconocido silba en el bosque. Los patios se llenan de niebla. El padre lee un cuento de hadas y el hermano muerto escucha tras la puerta. Se apaga en la ventana la bujía que nos señalaba el camino. No hallábamos la hora de volver a casa, pero nos detenemos sin saber dónde ir cuando un desconocido silba en el bosque. Detrás de nuestros párpados surge el invierno trayendo una nieve que no es de este mundo y que borra nuestras huellas y las huellas del sol cuando un desconocido silba en el bosque. Debíamos decir que ya no nos esperen, pero hemos cambiado de lenguaje y nadie podrá comprender a los que oímos a un desconocido silbar en el bosque. La foto de este hermoso poeta. Cuando tenga tiempo pausado voy a leer sus poemas y a Principito Tiempo para el festín.